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viernes, mayo 3, 2024

Valencia quiere bailar

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Hace un par de días saltaba la noticia en El Periódico del traspaso de conciertos del Heliogàbal a otras salas de Barcelona por miedo a las multas de la Guardia Urbana (la suma por tener un espectáculo en directo, que hubiese gente bailando y superar el aforo llega a los 100.000 euros). No pude evitar, en ese momento, comparar la situación de tan mítico local barcelonés con el mío propio, salvando distancias, claro está.

En Valencia, como en muchos otros puntos de la geografía española está prohibido ofrecer espectáculos de música en directo sin la correspondiente licencia para evitar ruidos innecesarios y tensiones vecinales (cosa lógica por una parte). Lo peliagudo viene cuando te pones a indagar en las normativas urbanísticas de la ciudad, empiezas a darte cuenta que los únicos espacios capaces de programar espectáculos musicales con libertad son salas de fiestas (o conciertos), discotecas, casinos, etc. Vamos, sitios en su mayoría de gran capacidad, apartados de zonas residenciales, a las que acuden bandas para tocar en eléctrico. ¿Son capaces las bandas valencianas de sobrevivir tocando exclusivamente en eléctrico? No, para nada, ¿por qué?. Primero porque debido a la restricción por ruidos tampoco hay tantas salas en Valencia, y hay mucha cola para programar. También teniendo en cuenta que hay salas que se mueven por ciertos circuitos y no amparan cualquier estilo de música entre sus paredes, por lo que las opciones para los músicos se reducen mucho. Y segundo, no todo grupo emergente puede pagar el alquiler de una sala, aunque haya muchas con las que se puede negociar con porcentajes de entrada, o teloneros, y demás fórmulas arquitectónicas para que la velada salga lo más rentable posible para todas las partes. Aún así la oferta musical en Valencia es tan abrumadora que la capital levantina se queda pequeña. Con lo cual todo grupo, en algún momento de su existencia, se plantea buscar bolos en acústico para que su producción artística pueda llegar al máximo público posible. Nosotros, privados de cultura como nos hayamos después de 24 años de mano de hierro en el sector por parte de las administraciones, ofrecemos nuestros locales grandes o pequeños, cafés, bares e incluso locales comerciales como librerías y tiendas de ropa. Vamos, de todo con tal de poder disfrutar de la cultura de la manera más cercana posible, muchas veces (por no decir siempre) sabiendo que corremos el mismo riesgo que el Heliogàbal de una persecución policial por actuar fuera de nuestras funciones como negocio. Todo por la música.

CONCIERTO DE REMATE EN EL BAR HELIOGABAL DE GRACIA FOTOGRAFIA DE SERGIO LAINZ
CONCIERTO DE REMATE EN EL BAR HELIOGABAL DE GRACIA FOTOGRAFIA DE SERGIO LAINZ

Los pequeños programadores como nosotros no queremos problemas, solo acercar sectores, y nos gusta hacerlo, como a cualquier otro ciudadano de a pie, dentro del marco legal. Teniendo en cuenta esto tenemos dos opciones:

-Podemos presentar un impreso a nuestro ayuntamiento más cercano y pedir una «licencia extraordinaria» de duración limitada que nos permita desarrollar la actividad cultural que queramos exponer en ese momento. Para ello se nos exigen dos condiciones: no superar el aforo máximo limitado para nuestro local y nunca superar el horario permitido por ley en nuestra correspondiente actividad. Después de todo esto corremos el riesgo de que al funcionario o concejal que le toque nuestra propuesta no la apruebe, por lo que sea. Sí, por lo que sea, porque la regulación no está muy clara que digamos y aún así no son permisos ilimitados que podamos conseguir, van con fecha de caducidad y máximos anuales.

-La segunda opción es mucho más complicada, por no decir imposible: intentar conseguir la licencia pertinente. Para un local de 77m2 como el mío es simple y llanamente imposible. Debido a nuestro tipo de actividad, para poder conseguir nuestra licencia actual, tuvimos que insonorizar un mínimo de 80dB (Grupo 4) cosa que ya me pareció exagerada en principio para una cafetería y cuando le mostré mi indignación al técnico del ayuntamiento (¡pobre diablo, lo que tendrá que aguantar!) me explicó que la gente hablando y la cafetera generan mucho ruido. Sí, shhhh…

Después de la inversión en insonorizar techos y medianas (cosa que hicimos con gusto, por supuesto no queremos molestar a nadie, sólo hacer nuestro trabajo) pensábamos que 80dB era más que suficiente para poder tener a alguien tocando y cantando desenchufado, o enchufado a un equipo de voces con limitador (hay gente que canta bajito, che, no les vamos a discriminar), pero no, para eso tenemos que pertenecer mínimo al Grupo 2 con 90dB de aislamiento acústico (pubs, bares con ambientación musical, etc.) o al Grupo 1 con 104 dB de aislamiento (discotecas, salas de fiestas, conciertos, etc.); y diréis, bueno, la diferencia solo es de 10-20 dB. Lección rápida: si tenemos en cuenta que cada aumento de 10dB representa un incremento de 10 veces la energía emitida nos damos cuenta que una diferencia de 10-20dB no es tan poco. Por ejemplo, una conversación normal de 30dB entre dos personas tiene 10 veces la energía de una conversación a susurros de 20dB y 100 veces la energía de una respiración pausada a 10dB aproximadamente. Así que 80dB de aislamiento acústico es muchísima energía aislada (haced vosotros las matemáticas, a mi no me da).

CONCIERTO ABAHÉ CAPÍ EN CERATI CAFÉ
CONCIERTO ABAHÉ CAPÍ EN CERATI CAFÉ

¿Cuánto genera una persona cantando? Pongamos que canta muy alto, como a los gritos, serían 70-80dB, justo ¿no? Pues no, no se puede, wrong, mal, ilegal, calla, silencio, hush. En un café tenéis que susurrar, olvidáos de los niños, que callen, al parque o a casa. ¿A casa? ¿Qué ocurre con los hogares? Ahí pasa algo curioso, en una casa se puede generar un nivel de ruido de 35-40dB de 8:00 a 22:00 y de 30dB entre las 22:00 a 8:00. Por normativa los edificios están obligados a tener un aislamiento acústico de unos 45dB, nivel de una conversación entre 3 personas más o menos, pero, ¡ojo cuidao! una lavadora genera 60dB, un aire acondicionado silencioso genera 45dB y una aspiradora puede llegar a generar entre los 85-90dB. No somos tan callados en casa, ¿no? Los edificios aíslan la mitad que los comercios, la mitad. Con esto solo puedes llegar a la conclusión de que a los locales se les está pidiendo que suplan las carencias que experimentan las estructuras urbanísticas, y que lo hagamos de forma silenciosa, por supuesto.

Todos tenemos a ese vecino que pasa la aspiradora en el momento más inoportuno, ¿qué hacemos, le decimos que no limpie su casa? ¡Claro que no! Ni se nos ocurre, entonces ¿qué molesta un concierto acústico a las 20:00 en un local con 80dB de aislamiento acústico? Estamos pasando la aspiradora cultural, señores, nada más. Porque el problema aquí ya no es ni el ruido, es la regulación, los espectáculos musicales en acústico ¡no están regulados! ¡No hay normativa clara! Después de 24 años de represión cultural no nos queda cultura de cultura, y es por esto por lo que los negocios intentamos acercarla, no para hacer 100€ más o menos de caja al final del día, sino para poder educar a nuestros hijos en el respeto al arte y al artista, para que esos problemas de ruidos nocivos que experimentamos en ambientes festivos se acaben. No sólo queremos vivir de Fallas y mascletàs a 120dB, queremos artistas que nos ayuden a entender la vida, queremos cultura en su más amplia expresión, ¡queremos bailar!. Y queremos hacerlo de forma legal, no queremos molestar a nadie, no queremos que la música moleste del mismo modo que nuestro vecino no quiere molestarnos al pasar la aspiradora, porque tenemos derecho a vivir en espacios limpios y vivos. ¿Y qué es el ruido sino signo de vida? ¿De actividad? ¿De prosperidad?

FOTO POR EL LEVANTE, ZONA CEDRO
FOTO POR EL LEVANTE, ZONA CEDRO

Entiendo a los vecinos de la Zona Cedro con su «Queremos Dormir«, pero que no nos exijan la muerte, pasar por la horca, la mordaza en la boca. Que no nos hagan pagar justos por pecadores. Creemos alternativas culturales para ocupar los espacios que actualmente ocupa la coctelería amateur. Pongamos a Valencia en el mapa que nos gusta. Señores gobernantes de esta brillante ciudad levantina, ¿tanto molestamos? Circuitos como el MUV movieron a 5.000 interesados en cultura por Ruzafa, hay demanda señores. A raíz de lo del Heliogàbal en Barcelona el ayuntamiento ya se ha puesto manos a la obra para regular este tipo de espectáculos, no nos quedemos atrás. Los valencianos estamos cansados de ver cómo los grupos nacionales e internacionales saltan nuestra ciudad (la tercera más grande de España) favoreciendo Bilbao o Granada. Se nos han adelantado, pero no nos quedemos nosotros en la carrera. Regulen, por favor. Queremos bailar legalmente, queremos vivir. Hay oferta y hay demanda, no nos manden al patíbulo.

BONUS TRACK

«Cultura es lo que, en la muerte, continúa siendo la vida» André Malraux.

«I suppose for me, as an artist, it wasn’t always just about expressing my work; I really wanted, more than anything else, to contribute in some way to the culture that I was living in. It just seemed like a challenge to move it a little bit towards the way I thought it might be interesting to go» David Bowie.

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Gema Clara
Gema Clara
Portavoz de ABACU, madre de dos gatos y feminista. El género musical 'en femenino' no existe.
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