25.4 C
Valencia
miércoles, mayo 22, 2024

Crónica de L.A. en Wah Wah

-

_MG_3502

Son las diez y nos encontramos esperando en una cola de más de cien personas mientras hacen los últimos apaños y se modifican las últimas ecualizaciones y volúmenes en las mesas. Hacía tiempo que no veía tanta gente esperando, entradas anticipadas agotadas, ni una quedó para taquilla a pesar de pesar de que su precio pasara las dos cifras. La cita promete: L.A. viene a presentar Dualize, después de casi un año desde aquel Showcase del SLNT FLM.

Entramos prontito, a la hora acordada, y la sala empieza a abarrotarse. Con el aforo completo Luis Albert sabe que ya tiene mucho ganado, sabe que puede hacernos esperar para calentarnos. Una hora más tarde, suben, el público aplaude y empieza algo que nos subió al cielo y no nos dejó bajar de allí. Con un sonido más rudo, rockero, un formato de los buenos, de los añejos, de dos guitarras, bajo y batería, con una energía especial, con un estilo consolidado y con una coherencia que por fin se dejó entrever después de la búsqueda entre el Heavenly Hell y el SLNT FLM.

_MG_3490

Suena ‘Dualize’ single del disco para abrir boca, Luis prácticamente ha abandonado su formato acústico para pasarse a su fender y su flamante rickenbacker , le acompañan una telecaster, un bajo danelectro y una batería mínima, sin flotitura ninguna. Una declaración de principios, poco más se necesita para hacer vibrar a la gente como lo hicieron. La verdad es que suena todo redondo, clavado, como ha de ser. El set está pensado para recorrer sus últimos tres discos e incluso tener algún guiño a sus demos fetiche como el So dramatic del Welcome Halloween con el que empezarían su segundo Bis. Al tema inicial le siguieron Under Radar, Close, Over, un mítico Crystal Clear… La sala rugía, los temas iban cayendo implacables, coreábamos, hacían de nosotros lo que querían y se notaba por sus caras que ellos casi disfrutaban más que nosotros. Por fin han llegado al punto de encuentro, un combo clásico, sin florituras, demostrando que cuando los temas son buenos funcionan solos, como aquel grupo que casi llegó a ser más famoso que Jesús.

Tras la superproducción de Heavenly Hell y la crudeza del SLNT FLM, nos encontramos en el punto medio, en el punto de confort donde todo cobra sentido, una potencia inusitada, donde no falta nada ni sobra nada, hasta un pequeño iPad hace honor a esos sintes ochentenos que siempre hemos escuchado. Todo es compacto, sobrio, y soberbio. Hubo temas soberbios, momentos divertidos y Hands fue uno de ellos, el single con el que se dio a conocer a la gente fuera de Mallorca, fue el break para darle al show esos toques de calor que necesita, cuando Luis intercambió instrumentos con el batería, volviendo a su elemento, retomando esos toms y platos que tanto echa en falta. No fue para menos el solo que se marcó Dimas Frías, blues por doquier, pentatónicas y una técnica más que envidiable, como guitarrista os prometo que me quedé muy sorprendido. Amagan con su primer adiós con un tema que los catapultó un poco más: como fue Microphones and medicines. Con la gente totalmente entregada coreando sin pérdida todos y cada uno de los versos y coros. Es momento de tomar aire, de limpiarse el sudor, de, ¿por qué no?, beberse otra copa y hacer esperar a la gente.

Turno para el primer Bis, sale Luis Albert, con su pequeña Martin acústica, para relajar un poco el ambiente y dar el toque intimista que siempre le ha caracterizado, tiempo de enseñarnos la magia que produce una acústica y una voz cuando ambas crecen juntas, turno para unas versiones desnudas de Evening love, Elizabeth y Stop the clocks.

_MG_3500

La gente quiere más, pero nos anuncian que vuelven, para agotar nuestras útimas gotas de energía, para acabar de tatuarnos la sonrisa que tenemos en la cara, para disfrutar lo que les queda, de un concierto con más de 15 temas a sus espaldas. Leading, So dramatic y un mítico Outsider fueron los encargados de cerrar el mejor concierto que le he visto a esta banda que por fin encontró su definición propia, su estilo, su energía y su coherencia.

No es necesario cambiar 15 veces de guitarra en un concierto para demostrar que se es grande, es casi lo contrario, se es grande cuando sin decorados, maquillajes y grandes orquestaciones, sin 30 guitarras detrás, 7 teclados y 10 samplers, puedes hacer feliz a la gente, enseñar lo que es música en mayúsculas. Y por eso, L.A. a día de hoy son de los grandes del panorama nacional. En dos palabras: Pura energía.

Texto: Hector Sanchís
Fotos: David Doubtfire

- Advertisment -spot_img
Mike
Mike
Director y fundador de La Gramola de Keith. Apasionado de la música y camarógrafo y editor de video a tiempo parcial en Nanuk Audiovisual Studio.
- Advertisement -spot_imgspot_img
- Advertisement -spot_imgspot_img