Desde que tengo uso de razón, y servidor ya pasa la treintena, llevo escuchando que la industria musical está muerta y la cosa se agrava cuando se pone el foco en los LP’s. Pasan los años y esta misma gente sigue alarmada por el idéntico fenómeno que parece hacer temblar la industria de la música. El mundo está hecho de agoreros.
Pues bien, no sé si debo ser yo o los litros de realidad que ingiero diariamente, cada vez hay más artistas, más nuevos proyectos. Por lo tanto existe dinamismo, sobre todo en el formato EP. Tanto es así que casi es imposible paladear adecuadamente cada trabajo de las bandas (mientras lees esto un grupo de tu agradado acaba de publicar algo nuevo, seguro). Posiblemente esto venga originado por el total acceso a internet, donde cada individuo puede subir sus propuestas. Este dinamismo hace que tengas que publicar nuevo material discográfico, de calidad, casi continuamente para seguir surfeando en la ola de las tendencias musicales, a nivel de las plataformas digitales o en los medios especializados. Si no te unes a la cultural del ‘aquí y ahora’ posiblemente tu banda este condenada al ostracismo. Desde estas humildes palabras animo a esa gente que tiene prejuicios sobre los EP’s como algo sucio, poco pulido a que se actualice, muy probablemente siga dialogando y razonando con la versión Windows XP o regido por el Clip del Word. Ánimo.
También el hecho de la precarización de los músicos -tema aparte y que daría para mucho-, el hecho de poder meterse durante semanas en un estudio a darle forma a un larga duración se convierta en una quimera a no ser que le des tu alma al banquero de turno. Entonces aquí el papel del EP es fundamental. El algoritmo es claro, cuanto menos canciones, menos horas de estudio, menor producción y masterización dando como resultado un menor coste en dar a luz un sencillo de 4 o 5 canciones.
Y con toda esta retahíla de palabras no estoy denostando al LP, ni mucho menos, simplemente en la actualidad este ha adquirido un significado diferente. Ha dejado de ser una pieza musical que exclusivamente trata de dar sentido a la necesidad de expresión del músico y está sufriendo diversas metamorfosis. Desde el inicio de la piratería, un larga duración, ha ido añadiendo diferentes alicientes para que el consumidor optara por la compra antes que por una descarga ilícita. Ahora ha adquirido una percepción casi bohemia por parte de la banda transformándolo en un concepto artístico, casi único, más que en una pieza exclusivamente musical. Es evidente que no es necesario publicar LP’s para llenar salas o encabezar carteles de festivales.
Por todo ello, me niego a aceptar el mantra de que ‘la música está muerta’, simplemente es ágil y hay que adecuarnos a la actualidad, porque este muerto está muy vivo.
