Por ir al grano, cuando leo la crónica de un festival sólo quiero saber una cosa: ¿Voy el año que viene o no? Desde la absoluta subjetividad de quien escribe, ve.
Las localizaciones del festival jugaron un papel súper importante, la primera que pisé fue el Molí del Mar, un espacio acogedor situado enfrente del mar. Allí, la banda Ocellot inauguró el festival luchando contra el viento de esa tarde y dándonos ritmos bailables para calentar antes del conciertazo Hidrogenesse, que puso a todo el mundo a saltar, y la sesión de Simon Eotr. Genial el ambiente, se quedó corta la noche, un buen principio de festival.
Al día siguiente, el 3 de julio, conocí el recinto principal del festival, la Masia d’en Cabanyes. La mitad del recinto era una gran explanada que acogía lo dos escenarios grandes, el escenario Estrella Damm y el escenario Masia. La otra mitad del recinto era un bosque con multitud de rincones decorados e iluminados con mimo, donde poder comer algo tranquilo y disfrutar de otros dos escenarios con una atmósfera distinta, el vaixell y la Cabana Jägermusic. Quise disfrutar del festival de una manera relajada, sin miedo a perderme grupos, y así tener tiempo de disfrutar del ambiente que ofrecía el Vida.
Empecé el día conociendo a Mourn, tenía ganas de verlas en directo y comprobar lo bien que defienden sus canciones en directo. Si les faltó algo fue lo que le sobró a Xoel López después, tablas y actitud. Xoel subió al rato al escenario del vaixell, una pequeña barca en medio del bosque donde subir, conectar su guitarra acústica y hacer un concierto magistral. Es muy diferente el artista que se desvela cuando sube solo; ya le había visto con banda y tiene un directo muy potente, pero el tocar solo le lleva a utilizar otros recursos que conectaron con la gente del festival de una manera especial.
Animadísimo por su concierto me fui a ver a Benjamin Clementine y me encontré con un golpe de poso y calma que me sorprendió poco a poco hasta conquistarme por completo y convertirse en uno de los conciertos que más me gustó del festival. Una presencia vocal exquisita y una instrumentación cálida y creativa que subía desde el subsuelo hasta grandes puntos de intensidad, tensión y potencia. Me hipnotizó.
Después subieron al escenario Estrella Damm los cabeza de cartel The War on Drugs. No hubo sorpresas en su actuación, hicieron un conciertazo, sonaron genial y con presencia en el escenario, quizá les faltó más explosividad en el directo, pero no dejaron a nadie insatisfecho.
A esas alturas de la noche ya era hora de empezar a moverse, así que, gracias por aparecer Nueva Vulcano. Subieron al escenario Masia y empezamos todos a cantar y saltar sus canciones, como molan estos tíos. A partir de ahí me quedo a ratos con el concierto de Super Fury Animals y destaco el buen rollo que puso Dj Coco en su sesión en la Cabaña.
La mañana siguiente empezaba en otra localización junto al mar, La Daurada Beach Club. Me gustó disfrutar de la brisa del mar tomando una caña y escuchando a Blutaski, que siempre se marca buenas sesiones, pero los conciertos se hacían dentro del club, cero brisa, el calor impedía disfrutar a gusto los conciertos.
Volvemos al recinto principal y llegamos al concierto de Nacho Vegas, un buen concierto porque sus canciones son muy buenas, no porque tenga un buen directo. Tampoco Andrew Bird me consigue atrapar. Tiene discos muy buenos, y empezó el concierto muy bien y con recursos llamativos como cuando se pone a tocar el violín. Pero el concierto acabó con un folk energético repetitivo que buscaba el single fácil.
Justo después se abrió el escenario grande para que subiera Father John Misty a sorprendernos a todos con su show. Un cantante desatado navegó entre la espectacularidad de sus movimientos y lo cómico que resultaba al final lo exagerado de su teatro. La cuestión es que consiguió atraparnos y así disfrutar de una banda perfectamente acoplada, con un sonido magnífico y unas canciones que ahora me suenan totalmente diferentes en casa y que me encantan. Bravo, otra gran sorpresa del Vida.
Lo siguiente que disfruté fue la explosión de Primal Scream, todos a saltar y a bailar. Se marcaron un directo súper potente y todos lo disfrutamos muchísimo. Animado, me fui a seguir bailando con John Grvy, no se donde se fue la gente que había en Primal Scream, se estaban perdiendo un conciertazo, lleno de talento, energía y flow. Hay que seguir la pista a John Grvy. Mi final del festival lo puso la sesión de Guille Milkyway, ¡qué bien me cae este tipo! Pinchó una sesión muy divertida y llena de buen rollo.
No me pude quedar el domingo por trabajo, así que hice las maletas y reflexioné sobre lo creativo de la ambientación las localizaciones, el genial sonido del festival, el que no hubo demasiada gente y se estaba a gusto y lo que me sorprendieron varias bandas que no conocía… Si puedo, voy el año que viene.
PD: Esta crónica no tiene imágenes porque aún no las hemos recibido por parte de la organización (no incluía Photopass nuestra acreditación) pero la actualizaremos en cuanto las recibamos. Este es también el motivo del retraso en publicarla.
