Cada vez que vas a El Volander sabes que saldrás de allí con una bonita experiencia que contar.
En estos tiempos que corren, Julia te recibe en la puerta para checkear tu entrada y recordarte las medidas higiénicas. Hacía varios meses que no venía por aquí. Pero fue entrar en el local y volví a sentir esa magia que transmite El Volander.
Mamen había preparado en cada mesa un bote de cristal con chucherias y en cada bote un lápiz en el que había escrito el titulo de alguna de sus canciones, más adelante supimos que fue la original forma de organizar el repertorio, ya que ella iba pidiendo que el público le dijese que lápiz-canción le había tocado y así iba cantando las canciones en función de cómo el público las pedía.
Con una diferencia de 10 diez días, pasó de una silla de mi casa a un taburete del escenario de El Volander y me pareció increíble. La mujer a la que entrevisté se convirtió de repente en una artistaza. El escenario de El Volander no es muy grande, pero allí, en su medio natural, parecía que estaba mucho más alta, como si estuviera sobre el escenario del liceo. Sin perder la naturalidad y la frescura que mostró en la entrevista, esas tablas la colocaron a su justa altura, la altura de una estrella.
Su manera de hablar, de presentar y conducir el show, su manera de cantar…
Con un poco de imaginación podíamos soñarnos en un music club de New York con Mamen convertida en una diva del jazz de los años 60. Producto de culto.
Hizo un viaje aleatorio, como decía, improvisando el set list al ritmo que le marcaba alguien del público a golpe de grito, para hacerse oír entre los aplausos. Y quedó tal que así.
. Tic tac
. Género
. La loca de turno. (Aquí desplegando las cuerdas vocales y pareciéndose a la mismísima Leonor Watling).
. Mentira. (El riff de arranque recuerda al de Mediterraneo de Serrat).
. Heroínas
. Invierno. (En esta subió Darío peinado para acompañarle con la voz).
. Mi nube
. Acuario
. Quiero (Mi canción favorita)
. Prisa
. 46 Este título estaba escrito en el lápiz de mi bote)
. La balanza
El concierto fue totalmente en acústico y Mamen fue saltando del teclado a la guitarra en función de la canción.
Carmela en Drama también ofrece, tal y como comentamos en la entrevista (pincha aquí para leerla), un espectáculo eléctrico, que ansiamos disfrutar en breve para revivir todas estas canciones subidas de revoluciones y otras que están escritas directamente para sonar con banda.
Con total soltura y desparpajo nos enroló durante todo el recital y nos hizo disfrutar de la última noche de la temporada de El Volander, al cual tenemos muchas de volver para disfrutar de un montón de artistas que siempre están ahí, como ese ejército en calma que sabes que te acompañará con su música en cualquier momento y que nos hacen la vida un poquito más feliz.
Así que Manen bajó del escenario con las luces aún a medias dejando un sabor increible a notas musicales, dejando un poso de felicidad, dejando una paleta de mil colores. Dejando la estela de una estrella.
Salud y r’n’r
