23 de Junio – Me dejé llevar

Siempre he sido una persona muy abierta en cuanto estilos de música se refiere. Muchas horas de música Rock o Hip-Hop pasaron por un pequeño mp3 de apenas 520 megas que me acompañó mis últimos años de instituto y que más tarde dio paso a un iPod nano con una nueva música para mí: el indie.

Estaba claro que una persona con cierto interés en la música conocía a grupos como Los Planetas o Los Piratas. Te gustaran o no, los abrías visto pasar por algún programa musical al estilo ‘música si’ (que, dicho sea de paso, programas ya extintos que eran prácticamente nuestra principal fuente para conocer otros artistas). Pero era un estilo de música que no me terminaba de cuajar. No fue hasta en 2008 cuando en mi querido iPod cayo el disco ‘Un día en el mundo’ de Vetusta Morla.

No puedo escuchar la canción de ‘Copenhague’ sin que irremediablemente me venga a la cabeza mi primer año en Murcia, paseando por sus calles mientras conocía esta ciudad junto a una nueva ‘banda sonora’. Cada vez que escuchaba ese disco me trasmitía sensaciones hasta ahora nuevas para mí, y de esa manera acepté ese género en vida. Las casualidades de la época también jugaron un papel importante. Durante mi primer año en Murcia se celebró en apenas 800 metros de mi piso, la segunda edición del festival S.O.S. 4.8 donde un sin fin de nuevos artistas llenaban ese cartel y mi entusiasmo por ir era inmenso. Para alguien que había ido incontables veces al Viña Rock, un festival como este demostraba que había un amplio abanico musical inexplorado y cautivador.

Aquello fue todo un nuevo mundo para mi. A día de hoy sigo disfrutando de todos esos grupos que conocí. Pero de todos ellos, Vetusta Morla seguía teniendo algo diferente. Pude disfrutar de su directo en un par de ocasiones donde descubrí que era de los pocos grupos que me sabia todas sus canciones de principio a final (y al día siguiente estar afónico de tanto cantar).

Un buen amigo me dijo que cual fue el grupo indie que más me influyó, y pese a que el esperaba que mi respuesta fuera una banda casi desconocida, mencioné sin dudar al sexteto de Tres Cantos. Creo que el esperaba algo diferente. No creía que alguien como yo que me gustan muchísimos artistas de estilos tan diferentes, fuera a responder con esta banda tan conocida. Entonces aquello me hizo reflexionar. Como un pequeño grupo que, cuando los conocí, apenas tenía unas pocas visitas en Youtube, se hubiese convertido en un mastodonte del panorama nacional sin una gran discográfica detrás. Como ellos dicen “ha sido mágico haber llegado aquí sin un solo talismán”. El boca a boca, la era de internet… seguramente fuera una suerte de circunstancias que remaron a su favor, pero sin lugar a dudas eran esas melodías, esas letras, ese buen hacer de una banda que vive por un objetivo claro: la música.

Llegados a este punto allí me encontré, en el recinto de la caja mágica de Madrid junto a 38.000 personas. 10 años después desde que en mi cabeza se asentó ‘Un día en el mundo’. Lo curioso de todo es que mirara donde mirara solo veía gente, pero cada uno más diferente que el anterior. Gente con camisetas ‘heavys’, adolescentes ataviados con camisetas del grupo, padres con sus hijos… de alguna manera, ese público tan dispar también había sido cubierto por la esencia de esta banda que nos hizo vibrar en un concierto histórico.

Me dio la sensación que, aun tocando el cielo esa noche del 23 de Junio, siguen buscando “las riendas de un nuevo corcel”. Para mí el indie no sería lo mismo si no los tuviese como mis descubridores. Y con la voz aun afónica os puedo decir que ‘ha sido mágico’.