El pasado sábado 17 la Wah Wah invitó a los valencianos a darse un paseo por las américas, primero con el rock sureño de los Red Buffalo y una hora más tarde con el poderoso sonido de Ángel Stanich, el cual regresaba a la misma sala en la que presentó un año atrás su disco «Camino Ácido» (de la mano de &Sons ambas veces), la banda buscaba repetir llenazo y por el bullicio del ambiente la noche prometía.
A las 23:00 y puntuales como un reloj empezaron los Red Búffalo, al verles subidos al escenario lo primero que llama la atención son sus tres guitarras, no puedes evitar pensar “¿de verdad son necesarias?”, dos canciones después, y con las palmas de la manos enrojecidas de tanto aplaudir la respuesta era un rotundo SÍ. Incluso a mitad de concierto hicieron subir al ex-batería de la banda, Mario, para que colaborara engrosando el sonido a la pandereta.
Sorprendió su potencia durante el repaso de su primer (y único, por ahora) disco “Sounds of Nature” (y alguna que otra muestra de lo que será su próximo trabajo, en breve en estudio) y su buen rollo encima del escenario donde el frontman Pedro Bueno se lució.
Verdaderamente la sorpresa de la noche, ¿alguna pega? Nuestros tímpanos hubiesen agradecido un par de decibelios menos para poder apreciar en su máximo esplendor el despliegue rocanrolero.
Una hora más tarde un Ángel Stanich, en solitario, saltó al escenario arrancando con «Amanecer Caníbal» para invitar a la banda a unirse a lo largo de la canción. El ambiente cambió al instante, con unos decibelios menos (¡Gracias!) pero con el buen rollo intacto durante todo el concierto. La gente agradeció al músico montañés cantando TODAS sus canciones y Ángel les dejó cantar con ganas acabándole frases de canciones como «Mojo» o «Miss Trueno ’89».
En el ecuador del concierto le hizo un gesto muy bonito a los Red Buffalo dedicándoles el cover de Mark Lanegan “Bleeding Muddy Water” con un inglés de Lavapiés (como él mismo confesó). Antes de empezar a tocar «La noche del coyote» pidió silencio alegando que era una canción muy “chiquitica” y la gente no le pagó en gracia, ya que tardaron bastante en callar incluso con los mejores intentos de la gran mayoría del público que esperaba escuchar la canción. Al cuarto intento de empezar a tocarla y viendo que el ambiente no se calmaba por un sector el músico intervino con un acertado: “Si no te gusta amigo, te puedes marchar” y entonces, ahora sí, «La noche del coyote» sonó en paz. Sorprendió al público tocando una canción nueva y se despidió con «Carbura».
Pero la noche no acababa ahí, tras los gritos de ritual («otra, otra») se marcó 3 bises: «Mezcalito», «El Río» y la incombustible «Metralleta Joe», la sala se vino abajo con la última canción, imprescindible en los conciertos de la banda y una de las más demandadas durante toda la noche. Aplausos y vítores en una noche más que rentable para la banda que nos trajo el sonido de Nashville a Valencia. Me quito el sombrero señores, fue una noche de buena música para recordar.
Texto: Gema Clara, co-propietaria de Cerati Café y fan fatal por excelencia.
Fotografía: VikPamNox
