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domingo, mayo 5, 2024

La semana de Wah Wah #Felicidades!!

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Llevamos desde el lunes agradeciendo a Wah Wah estos trece años de grandes momentos, grandes emociones y sobretodo gran música y queríamos poner el punto final a lo grande así que desde hace unos días hemos ido preguntando a gente de la música en Valencia (bandas, periodistas, blogueros…) sobre sus momentos más memorables en la sala y aquí os dejamos un video y un extenso texto que recoge esas impresiones.

Este post está especialmente dirigido a Jose Casas, un tío enorme que lleva 13 años luchando porque su sala sea una referencia en esta ciudad y sin duda lo ha conseguido. Gracias Jose por tu labor y van 13 pero seguro que solo es el principio y aún quedan muchos más. Esperamos que te guste este pequeño homenaje.

Con la sala Wah Wah, y más aun con sus responsables, hemos tenido una relación larga, nos conocemos prácticamente de toda la vida. Pero tampoco vamos a irnos a la prehistoria… Baste decir que Doctor Divago inauguramos la sala, fuimos el primer grupo en tocar en su escenario, en noviembre del 2000. Y que dentro de unas semanas, el 7 de diciembre, presentaremos allí nuestro décimo álbum, «Imperio». En Wah Wah hemos vivido momentos muy especiales, tanto arriba como abajo del escenario. De la última época uno de los conciertos que más me impresionó fue el de Dream Syndicate en su revisión del «The days of wine and roses». La trayectoria de Wah Wah ha sido sólida, se ha apostado por una profesionalización en todos los planos que les ha ido consolidando en el circuito estatal y mucho más allá. Se merecen nuestro agradecimiento y que reconozcamos y celebremos tantos años de buen trabajo en una ciudad como ésta, donde las trabas para las salas de conciertos son tan frecuentes. Enhorabuena, Jose y compañía!

Manolo Bertrán de Doctor Divago.

Recuerdo especialmente el que creo fue el primer concierto de Polar en la Sala Wah-Wah. A pesar de nuestra larga carrera, de vivir en Valencia y de conocer a Jose desde hacía muchos años nunca habíamos tocado allí. Llegó nuestro momento en el 2008 y nada más y nada menos que compartiendo cartel con VIC CHESNUT y ELF POWER. Una noche increíble.
También recuerdo el único concierto de Desantos (Cayo Bellveser, Xema Fuertes y yo)… jejeje… teloneamos a Tachenko. Era nuestro primer directo como banda y después de aquello creo que tan solo hubo una aparición en una fiesta de Navidad que organizamos en Patraix. Todo un placer y un honor estrenarnos y casi despedirnos del directo en Wah-Wah.
Después han sido infinitos los conciertos que he disfrutado en Wah-Wah como espectador.

Jesús de Santos de Polar y Soledad Vélez.

Si tienes oportunidad de conocer a Jose y te has quedado a charlar con el después de un concierto puede ser una de esos momentos que recuerdes siempre!!! Yo lo conocí en uno de esos y recuerdo reírme muchísimo.

La semifinal y la final del concurso Vinilo Valencia 3.0, es un momento que recordaré siempre puesto que fuéron las primeras veces que tocamos en WAH WAH. Fue muy emocionante y lo vivimos al máximo. Recuerdo que jose Jose me cogió del brazo lleno de emoción se acerco a mis oídos, trepando por las mangas de la camisa para decir en ese tono que le caracteriza ENHORABUENA!! me habéis tocado la patata!!! jajaja!. Esa y todas las noches que hemos tocado en Wah Wah, nos hemos sentido como en casa y eso es de agradecer.

Nolasco Contreras de Gatomidi.

Todo aniversario es motivo de alegría y de satisfacción, las cosas van bien, cumples años, formas una trayectoria. Además, en este caso, la alegría es doble: ¿una sala de conciertos celebrando su décimo tercer aniversario? ¿en Valencia?. Increíble en estos tiempos de persecución de la música en directo.

Echando la vista atrás, la relación de Ambros Chapel con la sala Wah Wah se remonta al año 2008. Gracias a la invitación de Vinilo Valencia, actuamos por primera vez en su escenario. Desde entonces, siempre que hemos tenido que presentar un disco o celebrar un concierto importante, hemos pensado que era el mejor sitio para plasmar nuestras nuevas canciones. Mucho tiene que ver el carácter tan cercano de Jose Casas, una persona afable, de trato fácil y con el que conectas a la primera.

Todavía hoy disfrutamos recordando la presentación de “Rome” en el Wah-Wah. A la responsabilidad de tocar en un escenario en el que habíamos visto muchas de nuestras bandas favoritas, se añadían los nervios y la responsabilidad de presentar las canciones de nuestro primer disco. Pero todo fue muy fluido. Una vez empezamos a meternos en el papel, la presión quedó en segundo lugar. Incluso Alfred y yo nos permitimos la libertad de aceptar la invitación de la banda que nos acompañaba para salir a tocar una de sus canciones. Cuando nos tocó salir, nos encontramos tocando para un público muy numeroso y en un escenario que nos aceptaba y en el que disfrutamos mucho. Fue una noche redonda, y siempre la tendremos en el recuerdo.

Por todo ello, y por las noches que vendrán, Ambros Chapel desea a la sala Wah Wah y a Jose Casas muchas felicidades, y que sigan con el mismo espíritu y las mismas ganas de mantener la música en directo de nuestra ciudad viva. Así podremos tener un sitio para refugiarnos cuando necesitemos que la música nos cure el alma.

José Rodríguez de Ambros Chapel.

Es un milagro que exista en Valencia una sala de conciertos capaz de mantenerse programando buenos conciertos y grandes sesiones de música durante trece años.
Desde luego debemos celebrarlo y agradecer el trabajo, esfuerzo y excelente gestión de Jose Casas y Vicente Martínez. Por supuesto la felicitación también para el resto del equipo incluido, cómo no, Alberto que hace que todo suene cada vez mejor y mejor.
Tengo muy buenos recuerdos en la sala, conciertos muy chulos como Nada Surf o Jonathan Richman, sesiones muy divertidas ( con especial cariño recuerdo más de una Nochebuena allí) y claro está, conciertos con Ciudadano o Tórtel.
Un lujo tener algo así en casa. Por muchos años!

Jorge Pérez de Tórtel.

Uno de mis conciertos memorables en el Wah wah, por ser uno de los grupos que tengo como referencia, fue el concierto de Tortoise. Poder ver el montaje que llevaban con dos baterías, los xilófonos digitales, los teclados, guitarras, pedales y cacharrería ruidosa, me dejó boquiabierto de nuevo. Ya los había visto en diferentes ocasiones, pero ese día, el poder estar sólo a un metro del escenario fue maravilloso. Para mi fue un momento increíble porque, además, pude compartirlo con amigos muy importantes en los que Tortoise han sido una pieza crucial en nuestras vidas.
Otro momento especial, fue la primera vez que toque en la sala. Fue con Perro Grande lo pasamos en genial, como siempre. Derrochamos toda nuestra energía y el público nos lo hizo saber. Como anécdota, recuerdo en la prueba de sonido a más de tres personas con los manos en los oídos cuando pisé el Rat y el TurboRar, creo que alguno llegó a sangrar, jajajajjajaaa….

Nacho Nácher de Perro Grande

Soy Juanma Pastor, cantante y guitarrista de JOHNNY B. ZERO…
«She, like Don Quijote pulled the trigger of the gun…» primer verso de «Be my pal», escucho un coro que desde el público canta conmigo y abro los ojos. El Wah Wah esta lleno, pero distingo a tres o cuatro personas que cantan conmigo entre las se encuentran Julio, Nando y Pope… ellos acabarán siendo Johnny B. Zero junto a Lukas y a mi. Mi ampli ruge como en pocas salas… eso es el Wah Wah.
Media hora después hablo con gente acerca del concierto… no recuerdo con quien, ni me importa… era la final de un concurso de música independiente y me importaba ganar. Recuerdo que la gente me decía lo bien que había sonado la voz y la guitarra… eso es el Wah Wah, la mejor sala para ganar un concurso como el Vinilo.
No eramos favoritos.. 3, 2 ..1 ganador del concurso… Johnny B. Zero.. el Wah Wah es la mejo sala para defender un concierto… así lo es para mi.

Juanma Pastor de Johnny B Zero

Uno de los primeros escenarios que pisé en mi vida fue el de Wah Wah. Cómo aprendiz de músico por aquel entonces en Valencia era «lo mas».
Hoy en día Wah wah a llegado un plano superior. De «lo mas» ha pasado a «mítico». Siempre es una grata experiencia tocar allí. Buen ambiente y buena gente.
Volviendo a esa vez, esa primera vez que toque en Wah wah, he de decir que fue una experiencia un tanto subida de tono. Lo primero cuando llegamos, vino Jose y nos dijo:
-Tetes, se nos ha jodido el aire acondicionado-. Pam, así. Al principio no le di importancia a la noticia, ¿que habría de malo en pasar «un poco» de calor?, he de añadir que estábamos en pleno Julio y la sala se peto bastante. Pues bien, aquello se convirtió en un microondas. Durante el bolo, completamente empapado, creo que me desvanecí varias veces.
Incluso creo que casi vi a dios y eso que soy ateo. Por un momento con todo la peña sudando como salvajes empece a plantearme si aquello iba a acabar como en «el perfume», de pronto despelote colectivo y una orgía a lo grande. En mi cabeza me frotaba las manos como sabina. Fue una locura de noche. Lástima que lo de la orgía solo ocurrió
en mi imaginación. Después de aquello cogí la sana costumbre de llevar una toalla a todos los bolos ah, y condones por si acaso.?Para despedirme y sintiendo no poder estar ahí, desearles un feliz aniversario y que sigan ahí por muchísimos años.?Y añadir que le estaré eternamente agradecido a su señor técnico Alberto, el ponerme en contacto con Rafa, parte imprescindible hoy en día de mi banda.

Santi Coma de The Dirt Tracks.

En estos 13 años, Wah Wah se ha consolidado con creces como una de las salas de referencia de nuestra ciudad. Para bien o para mal. Con unas limitaciones que, conforme han pasado los años y sus gestores han podido afrontarlas (las sucesivas ampliaciones del local o la ostensible mejora de sus condiciones sonoras), han ido poco a poco disipándose hasta acercarla a una sala homologable no solo para albergar una incesante programación de bandas estatales, sino también como para servir de acomodo a músicos foráneos de los que dejan una huella imborrable durante temporadas. No es poco para un recinto que comenzó, como tantos otros en esta ciudad tan escasa de salas con pedigrí, funcionando entre las cuatro paredes de un bajo originalmente ideado como local de copas.

Trece años al pie del cañón bien merecen una celebración. Más si cabe cuando hay detrás un incesante trabajo de un grupo humano que sabe que resistir, a la larga, también puede ser ganar. De entre los momentos imborrables vividos en Wah Wah a lo largo de más de un centenar (o seguramente varios centenares, quién sabe, porque es fácil perder la cuenta), hemos querido quedarnos con tres. El primero, en octubre de 2003, cuando unos arrolladores Aina se despedían para siempre y en su mejor momento sobre los escenarios, apabullando y dejando sin resuello al personal un domingo por la tarde. Un adiós por todo lo alto para la mejor banda post hardcore de este país. El segundo, en mayo de 2006, con la exultante exhibición de unos Marah electrizantes en su condición de albaceas de la tradición más vehemente del rock norteamericano, aquella en la que los seguidores de Springsteen, The Replacements o The Hold Steady podrían sentirse identificados. Recalarían al menos tres veces más en Valencia en años sucesivos, incluso también en otras salas, pero ninguna visita como aquella. Y la tercera, con la actuación de Anna Calvi en septiembre de 2011, en el que posiblemente ha sido el despliegue de clase más hechizante de cuantos han pasado por la sala del Cedro.
Desafiando a las supersticiones, solo cabe desear a Wah Wah que caigan otros trece años más. Y que los podamos contar,claro.

Carlos Pérez de Ziriza.

Los primeros conciertos que recuerdo en Wah Wah es con los Sunday Drivers, pelotazo ‘On my mind’ en plena ebullición, y otra velada de Unfinished Symphaty y Madee en mano a mano. La sala ya llevaba abierta tres o cuatro años y ya era parte de esos sitios a los que uno va incubando la necesidad de ir conforme la música va llenando más y más espacios y que una vez la pisa ya no puede evitar dejar de regresar. Mucho antes, el de unos tal Electrocuting Elvis –de quienes sí me hice con el disco, pero me perdí su bolo–, a los que Juan Vitoria dio cancha en los varios espacios que por entonces tenía, es tal vez el primer recuerdo de la sala, pero por televisión. En aquella Xtv tan de L’Horta. Qué de cosas nos hemos ido dejando por el camino. Flipa: ¡Una tele musical de ámbito local! Personalmente luego dimos el paso adelante y nos mojamos tanto y más con Vinilo Valencia y Redacción Atómica junto a mi amado Quique Medina. Y Wah Wah de repente se convirtió en nuestra segunda casa. Otra historia, muchas historias, tantísimas sesiones disfrutadas a los platos en las que siempre había canciones para demorar nuestro clásico chape y cuantísimos conciertos. Desde la magia de los primeros concursos de maquetas Vinilo Valencia con Amatria, Modelo de Respuesta Polar o Soledad Vélez a aquellos conciertos en los que poníamos toda la piel: nuestros aniversarios siempre celebrados por todo lo alto. Ese placer de subir a La Habitación Roja –¡nuestra banda!–, aunque fuera en formato acústico, por primera vez a las tablas del Wah o cuando, tras la temporada de Quique en Londres, trajimos de allá a unos jovencísimos y desconocidos O Fracas. En su concierto en Wah Wah pusieron a todo el mundo firmes. Algo tremendo. Como tremendas fueron las emociones que deparó uno de los últimos conciertos –¿o fue el último?– de Polar. Y siguiendo por esa línea, uno de los conciertos imborrables que ha deparado esta mágica sala: el de Dean Wareham interpretado a Galaxie 500. Una gran historia. Como la que me gusta que me cuente Jose Fayos de Second Coming de cuando trajeron a Deluxe a ciegas, imbuídos por ese apullante himno que es ‘Que no’ y que en pocos días, cuando llegó a la gente, se convirtió en lo que es y en Wah Wah se vivió una de esas grandes noches. Por cierto, no me gustaría acabar sin citar a esos Second Coming, como a Polock, Twelve Dolls, Supernova, Rubick o a los maestros Doctor Divago y muchas más bandas más de aquí a los que el escenario de Wah Wah ha hecho sentir como las más grandes bandas de rock. Son pocos los espacios que otorgan ese placer. Uno es Wah Wah, y se nota. Felicidades (Ahora sí, el chape: ‘All you need is love’).

Andrés Verdeguer de Redacción Atómica.

Todos los aniversarios son motivo de alegría. El decimotercero de mucha. Y si se trata de una sala como Wah Wah que programa música en directo en Valencia, la alegría es mucha y compartida. Cuando Mike me pidió rememorar alguno de los mejores momentos pasados allí me pareció algo sencillo, hay muchos donde elegir. El problema surge cuando se trata de seleccionar uno sólo. En un instante se agolparon un montón de imágenes: la emoción del momento de traspasar la puerta del club para asistir a un concierto de un grupo al que llevas meses (o años esperando ver), el recuerdo de estribillos cantados a coro con la banda que actúa y con los centenares de personas que comparten contigo ese momento único, cigarrillos apurados en la puerta mientras me juraba a mi mismo que el concierto que acababa de presenciar era el mejor que había visto en mi vida, conversaciones en la barra en las que descubrías nuevos grupos o defendías tus gustos frente a los de otros, la emoción cuando desde la cabina empieza a sonar una canción que te enloquece y la bailas compartiendo miradas de complicidad con la gente de alrededor. Creo que todos los que visitamos asiduamente Wah Wah y las pocas salas de nuestra ciudad que programan música en directo hemos vivido esas situaciones montones de veces. Y precisamente por querer volver a vivirlas es por lo que no dejamos de ir.
Elegir entre alguno de los muchos conciertos que he presenciado, más bien, que he vivido allí es difícil pero, puestos a tener que escoger, hay uno con un recuerdo muy especial. Una tarde de domingo de septiembre de 2008: Polar, Elf Power y el gran Vic Chesnut. Ver a Chesnut sobre el escenario, en su silla de ruedas tocando la guitarra y cantando, rodeado de la gente de Elf Power fue todo un manifiesto del poder de la música, de su potencia para ayudarnos a sobrellevar los momentos ingratos y de su capacidad para hacernos sentir semejantes en nuestra individualidad. Precisamente para seguir sintiendo eso es por lo que volvemos noche tras noche.

Antonio Madrid de Alquimia Sonora.

Mis recuerdos de la sala Wah Wah están ligados a grandes conciertos de rock y pop, sobre todo local y nacional, con el denominador común de la intensidad musical, y el calor y la entrega del público.

En esta sala recuerdo haber sentido la locura colectiva propiciada por grupos como Wau y los Arrrghs; el descubrimiento de bandas que luego despuntaron notablemente como Polock; el clasicismo rockero depurado de Doctor Divago; o el asombro ante la maestría –ya consagrada por entonces- de referentes musicales como José Ignacio Lapido o Julio de la Rosa.

Santi de Café con Vistas.

Wah Wah es música en directo (con o sin el pedal setentero), es cierto, pero es mucho más. En los últimos años he vivido la sala de otra forma, con pose profesional y ademán concentrado (los amaneramientos típicos en esto que se llama crítica musical). Sin embargo, Wah Wah ha sido mucho más en mi vida: el punto de reunión de ese “¿dónde vamos?” o de aquel “¿sabéis qué conci hay hoy?”. Lugar de quedadas masivas o también la trinchera perfecta para conquistar a alguien y dejarse beber a besos cerca de la barra a ritmo de chupito… Risas, emociones, miradas, el calor que emana la gente… todo lo que no se puede mesurar se encontraba allí mismo: ¿cómo no acercarse a ello y atesorarlo? Más allá de la música (y los que me conocéis sabéis cómo la vivo), me quedo con esto último, con el peso personal que, sin quererlo, ha dejado en mi propio camino.

Amalia Yusta de Alquimia Sonora.

Cuando pienso en el Wah Wah se me viene a la cabeza mi primera fiesta Watertapes. Conoci por fin en persona al gran Juan Pardo y la liamos parda para montar el telón Water Tapes.
Vicente, Jose, Angel … mi debut como chica Water Tape.
Fue una noche divertida y con un par de anecdotas personales que me hacen sacar una sonrisa cuando me acuerdo de ellas, tales como subirme a una mesa de dudosa estabilidad para volver a pegar un telón que se fue al carajo a los 5 minutos.
Afortunadamente a mi me sujetaban para no irme al carajo también.
Buena compañía, momentos Beat generation con rollo de papel higiénico incluido.
Buena gente los Water Tapes. Buenos recuerdos en el Wah Wah.

Stella Blasco.

Como a estas alturas del baile mi memoria tampoco da para mucho, me temo que son más los recuerdos que he perdido en Wah Wah que los que me llevó de la sala (lo cual, a efectos de jarana, no deja de ser buena señal). Recuerdo, por ejemplo, un show de Wau y Los Arrrrghs lleno hasta la bandera, en el que me llamo la atención la cantidad de gente muy, muy joven que había. También un fin de semana en que Los Perros del Boogie tuvieron que repetir fecha, algo muy poco frecuente por estos lares (para que luego digan que los grupos de aquí no llenan), y el pollo impresionante que se lía cada vez que actúa la Kraken Roll Band. O la comunión que se da entre toda la gente del mundillo cuando Quique Medina y sus huestes organizan su concurso de Vinilo Valencia. Por esas y muchas más cosas, larga vida a la Sala Wah Wah. Feliz cumpleaños, y que cumpla muchos más…

Mariano López de La Colina 45.

En la Sala Wah Wah he vivido grandes momentos tanto como público como cuando he ido a cubrir algún concierto. Mi sitio preferido es el lado derecho de la primera fila. Recuerdo grandes momentos en la sala pero he seleccionado cuatro. Iremos por orden cronológico. El primer gran momento vivido fue el directo que dio The Movies, no me acuerdo del año. Me lleve su disco American Oil firmadito. El segundo gran momento es el directo que dio Luna y Panorama de los insectos en la semifinal del concurso Vinilo Valencia 4.0. Era la primera vez que le veía en una sala de conciertos y supieron acoplar su sonido, más pensado para salas de teatro, al escenario de la Sala Wah Wah. Es uno de los conciertos en los que he estado emocionada de principio a fin, con el corazón en un puño para que no saliera por los aires, emoción contenida. A continuación estaría el concierto de Lagartija Nick junto a Doctor Divago dentro del 7º aniversario Vinilo Valencia. El directo de ambas bandas eran muy esperados por mi. A Doctor Divago los había visto en formato reducido y en acústico, quizás hace muchos años fuera a alguno de sus conciertos pero no lo recuerdo. Verlos en formato banda fue también un ejercicio de contención, dieron un directo con un inmejorable sonido y estuvieron grandiosos. Lástima que el 7 de Diciembre no pueda volver a verlos en la misma sala. No se lo pierdan, estarán presentando su décimo disco «Imperio». A Lagartija Nick los había visto como atestigua una de las entradas de la foto, pero sinceramente, no me acuerdo de nada. Mi memoria esta perdida en algunos momentos de mi vida. Fue un concierto inolvidable. Por último, destacar el concierto que se marcaron Spheniscidae en el Gramolafest 3. Fue un directo potente y desgarrador, ver a una de tus bandas favoritas y disfrutar de su intensidad, es algo especial. Así que este sábado, volveremos a la sala Wah Wah para disfrutar de ellos y darles el bonito adiós que se merecen, en una temporada no harán más conciertos.

María Carbonell de Alquimia Sonora.

Siempre te quedas con recuerdos de allá donde vas o de los lugares que más frecuentas. A mi me pasa algo de eso con la sala Wah Wah, de la que guardo dos buenos recuerdos, ambos ocurridos en el curso 2002-2003. El primero de ellos me lleva al primer concierto que fui con mi hermano (5 años más pequeño). Como yo estaba estudiando en Valencia le dije que se viniese una noche para ir a ver a The Rollers, aquel grupo de versiones que montó Carlos Tarque, de M-Clan. Dicho y hecho. Cogió el tren, fuimos al concierto y disfrutamos a lo máximo aquella noche. Al final arrancamos un póster del concierto en plena calle y lo guardamos en casa de mis padres. Aunque mi hermano ya no vive allí el póster sigue colgado en la misma pared recordándome aquella noche. El segundo recuerdo que tengo fue el mismo curso, hacia verano. Yo había empezado a salir con una chica y la llevé a ver a Big Boss Man, una de mis bandas preferidas en plena efervescencia mod. Realmente quería impresionarla con algo divertido y bailongo, ya que no había tenido suerte con las películas que había escogido para ver con ella. Así que me la llevé y pasamos un rato espectacular, bailamos, charlamos y después de aquellos años seguimos juntos, ¡y continuamos yendo a la sala Wah Wah! ¡Cómo para no guardar un buen recuerdo!
Pequeños clips, grandes canciones.

Rubén Soler de Cápsulas Musicales

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Mike
Mike
Director y fundador de La Gramola de Keith. Apasionado de la música y camarógrafo y editor de video a tiempo parcial en Nanuk Audiovisual Studio.
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