Valencia. Noche de miércoles. Pese a estar a mitad de semana, no esperas que te vaya a explotar en la cara un concierto de este calibre, pero es lo que tiene la noche valenciana, que nunca puedes saber en qué momento vas a caerte de culo de la impresión, y puede ser en cualquier momento de la semana.
Me planté a las 21:36 en Loco Club para ver un concierto que llevaba esperando 4 años, desde que descubrí la banda que pisaría el escenario media hora después: LOS STRAITJACKETS estaban en Valencia. Sí, la mejor banda de surf-rock en activo actualmente estaba en mi ciudad. No cabía en mí.
Por si fuera poco, les acompañaba el vocalista y guitarrista de los míticos The Untamed Youth, el gran Deke Dickerson, y venían para presentar el disco que grabaron juntos el año pasado, titulado «Deke Dickerson Sings The Great Instrumental Hits«.
A las 22:10, y con una puntualidad inusual en estos lares, salen al escenario Eddie Angel, Greg Townson, Pete Curry y Chris «Sugarballs» Sprague, y empieza el vendaval: nos ganan desde el primer acorde de «Pacífica», de su disco de 1998 «¡Viva! Los Straitjackets», seguido por su típico baile en hilera en «Casbah» y la locura de «Space Mosquito». La gente ya empieza a moverse contagiada por el buen rollo de la banda, que anima en todo momento y que disfruta viéndonos bailar.
Después de esto, empieza a subir la temperatura, llegan las olas, empezando por el «California Sun» de The Rivieras, seguido de «Perfidia».
Deke coge la guitarra en «Dance, Franny, Dance», porque no sólo es un magnífico vocalista, también es un guitarra excepcional.
Al acabar pide un poco de espacio entre el público, avisa de que el tema que viene es una locura, y en ese preciso instante, en milésimas de segundo, se desata la bestia: empieza a sonar «Fury», Deke salta al público y empieza a cantar allí, enrrolla el cable del micro en el cuello de un asistente, se sube a la mesa que hay en el centro de la sala, agarrándose como puede a los conductos de ventilación, grita, berrea, anima. La bestia había despertado.
Ya llegábamos a la recta final del concierto con un tema de la primera banda de Dickerson (The Untamed Youth), «Whistle Bait», y el HIT de Los Straitjackets: «Kawanga».
Pasada la vorágine surf de Kawanga, llegaba la última canción, para la cual necesitaban bailarinas del público en el escenario, así que… ¡damas al escenario!, que empezaba «Do You Wanna Dance?». A mitad de tema, el bajista Pete Curry sustituye a Greg «Sugarballs» Sprague, ya que es el momento de su baile. «Sugarballs baila el twist junto a las chicas del escenario, y se retira al camerino, y así lo va haciendo cada uno de los integrantes, hasta quedar Pete Curry solo a la batería, que tras un redoble también se retira.
Y ahí nos quedamos nosotros, con cara de alucinados, casi sin creernos la barbaridad que acabábamos de presenciar, pero nos duró unos instantes, ya que en pocos segundos ya estábamos pidiendo más, los aplausos y los pitos se entrelazaban para que la banda volviera a salir a escena, y no se hicieron demasiado de rogar: volvieron (aunque sin Deke, al principio), y lo que vimos fue el mejor cierre de concierto posible.
Después, Deke Dickerson vuelve al escenario y nos dice que ya que la primera vez que estuvo de gira por España fue con Link Wray, este tema se lo iba a dedicar a él, y tocaron «Rawhide».
Deke estuvo haciendo bromas todo el concierto, pero la más gorda nos la gastó en la última canción del bis: «Now I want to play a love song…» dice. Nosotros no queremos. «Yes, yes, I need it» reitera. Y… «A-well-a everybody’s heard about the bird, b-b-b-bird, bird, bird, b-bird’s the word».
Toma canción de amor.
Estas cosas sólo pasan cuando menos te lo esperas, pero si la banda a la que vas a ver es la mejor del mundo en lo que hace… ¡hay más probabilidades de que pase!