-“Habrá que darse prisa,
habrá que ver qué hay más allá.
Mientras el mundo gire,
siempre habrá algo nuevo que contar…
y os lo vamos a contar.“-
El escenario está vestido con la característica cortina dorada que les va a acompañar toda la gira que después de lo vivido ayer les auguro será extensa. Bajo, teclados, sintetizadores, batería, guitarra, percusión, timbales, etapas de potencia, etc.
Pasan cinco minutos de la hora y el público empieza a silbar y a reclamar la presencia de los leones. Se huelen las ganas de gritar, de saltar y descargar energía. Y, para eso, León Benavente es el grupo ideal. Sus letras hablan de cosas cotidianas del día a día y de asuntos que todos tenemos en el lóbulo occipital. Solo con saltar al escenario consiguen encender la tecla de activación en cada de cada uno de nosotros. Y, en escasos segundos, ponen a botar a toda la sala. Tocan prácticamente todos los temas del último disco: “Vamos a volvernos locos”, Warner Music Spain, 2019 y otros nueve temas de los dos LP’s anteriores.
Suenan los temas uno detrás de otro, a cañonazo limpio, sin tregua ni compasión. El sonido es espectacular, prueba de ello es que, durante el concierto, ninguno de ellos hizo ninguna indicación al técnico de monitores para ajustar el sonido. Son todo temazos, y por la respuesta del público, diría que himnos. Estamos todos tan entregados que Abraham y los suyos podrían conducirnos a cometer sacrilegio y obedeceriamos sin dudar.
Todo el público corea, a golpe de martillo, las frases más poderosas de cada canción, como aquella del barrio del Cabañal en “Estado provisional”.
César está rodeado de tambores, sus brazos no paran de agitar las baquetas ni un instante.
Edu se concentra y cierra los ojos para golpear los alambres de su bajo, que sustentan y dan cuerpo a todos los temas.
Luis, que en realidad es bajista, con su guitarra armoniza y “da” melodía a las canciones, que están repletas de sonidos eléctricos de sintetizadores y artilugios modernos, que tanto él como Edu no dejan de toquitear en todo momento. Y mantiene su mirada fija en los ojos de las primeras filas, cual león observando a su presa. Al final del concierto, en la salida, cuando le preguntamos por esa actitud nos confiesa que eso tiene un nombre: “Se llama acojone”. Nos acaba contando que sobre el escenario tiene tantas cosas en la cabeza, tantas cosas de la que estar pendiente, los sonidos, los detalles, que acaba por poner esa mirada que crea un muro de seguridad entre los estímulos externos y esa partitura que hay en su cabeza, solo así logra que nada lo pueda distraer.
Y Abraham, empatiza mil con la gente, nos trata de “tu”, nos hace señas, gestos, miradas, muestras sus manos, gesticula. Su puesta en escena es la bomba, con su melena de “plata madeja” enfervoriza a sus fans. Que bien domina el tempo de la escena, a veces coquetea con los instrumentos como si fueran el cuerpo de alguien amado y en otras ocasiones los “golpea” de forma virulenta, sacando la rabia, el exceso de adrenalina, entre estrofa y estrofa. La energía sale de las tablas a raudales y el público acaba entregándoles su alma, el que no la tiene ya empeñada con el diablo, claro.
El último trabajo de los leones es, para mi, probablemente el mejor disco del año y el directo un tanto de lo mismo. Elegancia, sonido, puesta en escena, letras, música, pose, actitud… y una mención especial para las luces, que estuvieron increíbles acompañando cada nota y cada acento, y eso que el técnico de iluminación decía haber hecho lo que pudo, que le faltaron focos para poder desplegar su “light show”.
Ellos dicen que no son leones pero saben rugir. Yo creo que para rugir así sólo puedes hacerlo si eres un auténtico león.
Cuando voy a un concierto suelo escuchar los días previos los discos. Pero al día siguiente del concierto cambió de tercio. Con los leones no pude. Volví a machacar al día siguiente el disco,una y otra vez, y los temas habían cobrado una nueva dimensión.
Me parece que la ocasión lo merece. Aquí está el set list.
Cuatro monos.
Amo
Como una piedra que flota
La Ribera
Se mueve
Mano de santo
Estado provisional
Ánimo, Valiente
Volando alto
No hay miedo
Aún no ha salido el sol
Tipo D
Disparando a los caballos
California
Ayer salí
La canción del daño
Ser brigada
Gloria
Los nombres de los integrantes:
Abraham Boba: voz, farfisa y timbales.
César Verdú: bateria.
Eduardo Baos: bajo y sintes
Luis Rodríguez: guitarra
El trabajo de León Benavente, no puede obviarse, merece ser escuchado y vivido.
¡Larga vida a los leones!
Texto: Javier Chico
Imágenes: Alexandre Zaragozà