El pasado sábado los astros se alinearon y los Trading Licks decidieron embarcarse en ese «más difícil todavía» que es tocar cualquier tema de Led Zeppelin y no fracasar en el intento. Para ello contaron con varias colaboraciones ilustres de la música valenciana, y hay que decir que el cuarteto valenciano no defraudó, y llegó a alcanzar cuotas de molonidad poco antes vistas en una sala como Matisse.
El concierto comenzó, como no podía ser de otra manera, con ese «Good Times Bad Times» que también abre el «Led Zeppelin I» y el recopilatorio «Mothership» de la banda londinense. Sonaron después «Celebration Day» y «Over the Hills and Far Away».
Y entonces llegó el primer vendaval, o lo que es lo mismo, la primera colaboración, de mano de la cantantísima valenciana Merche Cardoso.
Como bombas cayeron «Ramble On» e «Inmigrant Song», con Merche a la voz. Brutal.
La segunda colaboración no tardó en llegar, con Edu Hischfeld de Incompetencia poniéndose a los teclados en «Since I’ve Been Loving You». Después acompañarían también a los Trading Licks sus compañeros en Incompetencia Alex Anaya (tocando la guitarra en «What Is and What Should»), y Lluisen Capafons y Kevin Castellano (a la batería y bajo, respectivamente, en «Rock and Roll»).
También colaborando estuvo Rafa Adrián de Badlands, al magnífico violín distorsionado en la brutal versión de «Kashmir» que se marcaron todos juntos.
También sonaron «Heartbreaker» y «Moby Dick», solo incluido.
Para finiquitar (o casi) el concierto, y dejarnos muertos, Merche Cardoso volvió al escenario para marcarse un impresionante «Black Dog», y explotar finalmente con «Whole Lotta Love», haciendo que el voltaje de la sala subiera al 100%. Saltaban chispas en el escenario, y el cuantioso público coreaba agitado cada canción como si de los Zeppelin se trataran.
Y para poner la puntilla, «Achilles Last Stand» nos transportaba al 76 y nos dejaba con ganas de más. Quizás se vuelva a repetir, quizás no, pero lo cierto es que, pese a lo difícil que es tocar BIEN un tema de Led Zeppelin, los Trading Licks los ejecutaron a la perfección. Mención especial para uno de los guitarras más sorprendentes que he visto en los últimos tiempos: Quique Font, que cada concierto se erige como el gran Jimmy Page en sus mejores años.
Fotógrafo, cronista y ser humano.
Beer Brother a tiempo parcial y pastor a tiempo total de la Primera Iglesia Presleyteriana de L'Eliana.
Comprador y coleccionista compulsivo de discos. Enfermedad pura.
Rock 'n' Grohl.
