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sábado, mayo 18, 2024

Entrevistamos a Veintiuno: «Hay una frontera muy delicada entre ser pretencioso y ser imbécil»

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Hace casi siete meses que Veintiuno lanzaron su álbum Gourmet (Warner Music, 2018). Este viernes 26 de abril darán el segundo asalto a Madrid sobre el escenario de la Joy Eslava. Hablamos con ellos sobre cómo han duplicado su aforo a la capital y el crecimiento notable que ha conllevado su último largo.

La Gramola de Keith: Cuando lanzasteis el álbum el pasado 21 de septiembre tuiteasteis lo siguiente: “ha sido precioso crearlo y más precioso será creerlo”, ¿qué os ha hecho/está haciendo creer Gourmet (Warner Music Spain, 2018) en el medio año que lleva en el mercado?

Jaime: Qué buena pregunta.

Diego: ¿Lleva medio año ya? Hostia.

Pepe: Qué viejos somos.

Diego: Nos está haciendo creer que es la hostia tener un grupo. Es la primera vez que tenemos esa sensación.

Pepe: Es muy guay ver ahora eso que dijimos porque, cuando hablamos de creer, al final es la reacción de la gente. Cuando vamos a una ciudad que nunca hemos ido y viene a vernos y cantan las canciones. Estamos flipando. Fuimos a Burgos, a Sevilla… y ahí es cuando dices: ostras, lo que estamos haciendo está empezando a ser un poco conocido.

Diego: Nos pilláis en un momento de cambio real porque llevamos como seis fechas de la gira y estamos empezando a tener una sensación que no habíamos tenido nunca.

Pepe: Sensación de desbordados.

Diego: En Sevilla fue un cambio porque la vez anterior que habíamos ido vendimos diez entradas y esta vez hemos vendido ochenta; y ha pasado de la gira anterior a esta.

Jaime: Cuando grabamos el disco y estábamos preparando el lanzamiento y sacamos los singles empezó a haber muy buen feedback, pero es cierto lo que dice Pepe: para mí el cambio está siendo en cada bolo. De repente en ciudades a las que no hemos ido hay cuarenta personas, la gente se las sabe, te piden más, se acercan a ti, saben quién eres… “He escuchado cosas que no son de este disco y que me molan”, dicen, “os conocía de antes”.

LGDK: Pese a haber fichado por una multinacional, en términos discográficos hay partes como la comunicación para las que seguís optando por métodos como el freelancismo, ¿por qué?

D: Porque es la manera de mantener el control

Yago: Porque digamos que Veintiuno es esto (se señala) y por una parte está Warner que es discográfica; editorial, que es Universal; tenemos a Ana en comunicación, después nuestra agencia. Tener un 360º, que es que Warner lleve absolutamente todo, la banda a este nivel cree que es un poco peligroso.

D: Un poco no, es peligroso de la hostia. Yo no quiero que ninguna multi tenga el control sobre la banda.

J: Y porque Ana es la hostia y la queremos muchísimo y no queremos dejar de currar con ella nunca

P: Al final tenemos una manera de mostrarnos ante la gente muy personal y no queríamos que eso se viera modificado por una agencia grande que dice: no, vamos a hacerlo de esta manera. No, hacemos nuestras cosas con una chica que es la leche.

J: Un ejemplo claro es que nos han propuesto llevarnos las redes sociales, pero creemos que la comunicación es muy importante y tenemos todavía algo muy personal en comunicarnos con la gente que nos sigue. Es algo que no queremos ceder.

D: Y a nuestra escala es absurdo. Somos una puta banda underground de mierda.

P: Somos una banda muy pequeña. Crecemos, pero es muy pequeña.

Veintiuno /// Fotografía: VikPamNox

LGTK: Firmasteis algunas cláusulas cuando fichasteis por Warner por las que si os hacían hacer algo que no queríais, os marchabais.

D: No lo firmamos pero sí fue parte de lo que hablamos con ellos.

P: Cuando llegaron nosotros ya teníamos el disco grabado y dijeron: “chicos, queremos sacar lo que tenéis y queremos que seáis lo que sois”. Igual que muchas cosas de las que nos dicen les hacemos caso.

D: De hecho, nosotros nos hemos tirado debajo del radar currando durante siete años y no es la primera vez que tenemos un contrato con un sello. Además no está firmado 100%: la editorial es compartida entre Warner y nosotros y nosotros queríamos entrar cuando tuviéramos poder para tomar decisiones. En este caso hemos entrado porque nos llamaron diciendo: “hemos escuchado el disco y nos flipa”.

LGDK: ¿Echáis algo menos de hacerlo vosotros?

D: Lo hacemos todo nosotros.

P: No ha cambiado nada.

J: Lo que pasa es que tenemos una infraestructura más grande. Tenemos a nuestra disposición gente súper profesional de lo suyo que si tenemos una pregunta como, por ejemplo, cómo plantear un lanzamiento nos sentamos los cuatro primero a plantear ideas y luego levantas el teléfono y dices: “oye, estoy pensando en hacer esto, ¿a ti qué te parece?” Y él te dice: “no, es mejor hacerlo este día, combinarlo de esta manera, primero hacer esto y luego esto…”. Tienes un feedback de alguien muy bueno que te dice si lo estás haciendo bien, pero luego el día a día es nuestro 100%. La compañera nos propuso sacar cuatro adelantos, pero los que tuvimos que grabar los vídeos, encontrar a gente y espacios, producirlos, etc. para llegar a la fecha en la que la compañía estaba esperando, fuimos nosotros. Está conllevando mucho más trabajo pero hay ciertos planes, decisiones e historias que ellos nos proponen y nosotros encantados.

LGDK: ¿A dónde os ha llevado El Desfile fuera de la música?

J: para mí fue una especie de catarsis conmigo mismo porque ese vídeo lo grabamos en mi colegio. Volver a él, a tus diez años, caminar por los pasillos… Ir a hablar con el director, algo que podrías haber sufrido cuando eras niño, y decirle: queremos desarrollar esto. El director del coro era amigo mío, le propusimos que los niños cantarán y aceptó y el director nos dio las llaves y nos dijo que hiciéramos lo que quisiéramos. Luego fuimos a hablar con los chicos de lo que era tener un grupo, dedicarse a la música, por qué tememos un grupo… Fue una experiencia súper chula.

LGDK: ¿Qué podría equivaler al bullying en la industria musical?

D: La industria musical. Es un sistema basado en que el que tiene más poder y más peso es quien más vende. Es la manera de buylling estructural por definición. Quien tiene poder decide absolutamente sobre todo y además no es una cosa que tenga nombres propios y comunes, sino que cada uno que es más grande que el anterior se folla de alguna manera al anterior. Funciona exactamente así y dónde crees que la gente es true y auténtica, hay otro tipo de miseria, mamoneo, mangoneo y de hijos de puta.

P: Y encima entra el dinero.

D: Cuando hay mucho dinero, hay hijos de puta que se pelean por el dinero; y cuando hay poco dinero hay hijos de puta que se pelean porque hay poco dinero. Es la única diferencia.

LGDK: Además de hablar del buylling, ¿se podría entender El Desfile como la crítica de Veintiuno a la clase política?

D: El Desfile no habla del buylling, aunque es cierto que el videoclip lo orientamos a ello porque hay una parte de la canción que menciona el tema. No sé si hay algo de política en ese tema en concreto pero al final creo que todo en la vida es política.

Y: Sí. El Desfile habla de un problema personal retratado en una experiencia y cómo se da la vuelta cuando pasan los años. Entonces, al final puede ser una crítica al bullying pero no lo acogemos así en su totalidad.

P: Hay algunas canciones que al final cogen vida y luego cada uno las coge de una manera; y en el cómputo general también se ve de una forma y la han visto de esta.

J: Hay una cosa que dicen un montón de artistas: estas canciones eran mías y ahora que las estoy tocando ya son vuestras. El momento en el que la sacas, el público la recibe y el enfoque que tú le hayas querido dar ya da igual. Como el público la interprete es como se queda.

LGDK: Volviendo a los aforos: en seis meses, sin ser fin de gira, os vais a ir a una sala (la Joy Eslava), que dobla la capacidad de la sala en la que hicisteis el sold out (El Sol), ¿creéis que Gourmet puede ser el disco que os lleve a hacer una BUT?

D: (rebufa) Es mucha peña. Eso no lo sabe nadie.

P: Somos una banda de currar poco a poco y tampoco estamos pensando lo que vamos a hacer de aquí a un año y medio/dos en esos términos porque no sabemos ni sabes cómo va a responder la gente a lo que hagas. Tenemos una Joy, que ya es un salto para el que estamos preparados y por eso lo hemos hecho, pero a partir de ahí lo que venga después… Yo creo que con el ritmo que llevamos, de aquí a un tiempo estaremos tocando en sitios así seguro. Yo confío en la banda y en lo que hacemos, pero ahora mismo no te puedo decir si vamos a llenar una Riviera. No lo sé.

D: Con el ritmo que llevamos, estadísticamente sí. Pero afrontaremos los aforos tal cual vayamos pudiendo.

J: Va en función también de cómo vamos viendo nosotros la movida. Obviamente si de repente vienen a la Joy diez personas, que ya sabemos nosotros que no, pero si nos lleváramos la hostia mayúscula pues te diría que no. Pero si el recorrido sigue igual, ojalá dentro de un año y medio nos hagáis otra entrevista porque vamos a tocar en la BUT.

Veintiuno /// Fotografía: VikPamNox

LGDK: En una época en la que el género que reina entre los más jóvenes es el trap, ¿qué hay que hacer para que el nuevo pop-rock no pierda la oportunidad de seguir calando en esas generaciones?

D: Hacer temas que suenen tan frescos y tan buenos como los temas de trap y reaggeton que lo están reventando. No sé si es tanto una cuestión de género, porque hay bandas que lo están reventando en la escena de la que somos nativos como Cala Vento, Carolina Durante, etc. que están demostrando que con un sonido que no salga de la new spanish épica de los últimos años ya es suficiente. Es cierto que hay música de consumo masivo como siempre la ha habido, pero el reggaeton y el trap no son ni más ni menos que lo que era hace diez año el electrolatino. Yo no creo que el trap sea de verdad en más de tres artistas y la música de consumo masivo en directo es el reggaeton, es el Dios absoluto. Llevamos diez años en los que para tener una banda parecía que tenías que sonar como IZAL o no podías hacer nada en tu vida, me parece que ya hay un mundo con salir de ahí. Ya existen IZAL, Vetusta y Love of Lesbian, vamos a hacer otra cosa, vamos a jugar.

J: También va más en el mestizaje que en el intentar diferenciar, ¿por qué no unir en lugar de separar?

LGDK: ¿Creéis en el reinventarse o morir o en ser fieles a un estilo?

J: A mí me gusta el reinventarse. Hay dos caras de esta moneda: una es voy cambiando a ver si encuentro la escena del momento y meto el gol; y la otra es ir cogiendo cosas que hay ahora mismo sin yo cambiar lo que soy porque me interesa, me parece divertido y lo voy incorporando a lo que yo hago. Creo que hay un matiz que es la clave. Esto me parece interesante.

P: El pop nunca fue la música más popular, antes estaba el hip-hop, el rap, ahora es el reaggeton, luego cuando se cansan dicen que es trap pero es parecido… Nosotros no cogemos tintes de otras cosas porque nos interese, sino porque nos gusta. Diego puede estar escuchando cualquier género o yo me puedo comprar un instrumento porque me llama la intuición. Pero cuando las bandas hacen eso de forma anatómica, se nota mucho; si lo meten de forma natural ni te das cuenta y es lo que al final hace que se defina también tu estilo.

D: A mí no me importa que sea diseñado siempre que sea creativamente interesante. El autotune es lo mismo en la escena de los 2015 a los 2023 que fue el chorus en los 80 y los samplers en los 90. Hay gente que hace cosas que son horribles y gente que hace cosas divertidísimas con el autotune. De pronto lo estás utilizando para corregir y hace cinco años sale Kanye West y decide que va a darle un uso creativo. Ahora sale una niña de 16 años, como Billie Eillish, que dice que va a hacer su voz natural pero todos los coros con autotune y vais a flipar.

J: En los ensayos hubo un tema, Estela Plateada, que yo pregunté si era pop-rock porque a mi juicio tenía esa etiqueta; y entonces saltó Pepe y dijo: “no, ese tema es trap”. Y nos enzarzamos en un debate porque las líneas que yo había hecho eran un poco más rockeras pero las suyas no. Que pasen estas cosas y que cada uno meta lo suyo y no choquen y convivan, es chulo.

LGDK: ¿Cómo titularía esta entrevista?

D: Hay una frontera muy delicada entre ser pretencioso y ser imbécil.

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