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miércoles, abril 24, 2024

Sidonie, Hablar de música es como bailar de arquitectura

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Recuerdo la primera vez que vi a Sidonie en directo, hace muchos años, en un Concert de Benvinguda, en la Sala Mirror, junto a Los Planetas creo, como teloneros, me sonaba alguna canción… unos chavales catalanes que cantaban en inglés temas pegadizos, poco más sabía.

Salieron al escenario vestidos de astronautas, con un despliegue de energía, buen rollo y payasadas que consiguieron hacernos bailar y disfrutar de la esencia del directo. Me declaré fan desde ese día y les empecé a seguir la pista. Después de ésto los habré visto unas seis veces como cabeza de cartel, todas y cada una de ellas me han sorprendido y han conseguido que me vaya a casa con muy buen sabor de boca.

El concierto de ayer era importante, el primero de la gira Del Aullido y el Gato Siamés, de su nuevo disco, El Fluido García, disco que, como bien nos hizo saber anoche Marc, había “dibujado” él mismo.

Subieron puntuales y elegantes, como siempre, con la intro de David, un guitarra extra que se acopló bastante a la formación original y nos sorprendió por su capacidad de corista sustituyendo a la hermana de Marc. Abrieron con Alma de Goma y Tormenta de verano enlazadas, se notaba en nerviosismo de los chicos, como he dicho antes, empezaban una gira que tiene veinte fechas de aquí al Sonorama, y rápidamente sonó Feelin’ Down. Volvieron a su esencia, a la psicodelia de los primeros tiempos y se relajaron, estábamos todos disfrutando ya, tema nuevo, La Sombra, Costa azul y el esperado Fascinado. Un par más de temas nuevos (La Huída y El Aullido) y paradita técnica de la banda que Marc aprovechó para dejarnos descansar y tener su “momento íntimo” con el público, bajó del escenario y nos deleitó con el Giraluna acompañado únicamente de su voz y un foco.

Frenética vuelta a la acción con Sidonie goes to Varanasi, emotiva letra y disculpas anticipadas por la duración de Bajo un Cielo Azul (de papel celofán), otro par de temas de Costa Azul (Sylvia y Los Olvidados) y vuelta a A Mil Años Luz con momentazo de guitarras y fusión con El Bosque. Negroni, donde no me quedó claro quién disfrutaba más, si los músicos o nosotros, y final trepidante con On the Sofa y Sidonie goes to Moog.

Reclamamos los bises y vuelven a salir, se sienten como en casa y están satisfechos parece porque Jesús sale con su gorro, Axel en camiseta interior y Marc con su batín de seda, a tocar Perros, el clásico de los Everly Brothers (All I have to do is dream) encabeza Un día más en la Vida, Nuestro Baile del Viernes y ya, a pecho descubierto, nos despiden con El Incendio.

Volvieron a demostrar que están en la cima del panorama nacional, que fueron, han sido y seguirán siendo unos visionarios, que no hace falta hacer música comercial para llegar a mucha gente, que la unión de “lo que aprendes” y “lo que inventas” funciona, que la elegancia y el buen gusto estético no está reñido con la diversión y el gamberrismo, y, lo más importante para que una banda soporte los años que han de pasar para que se les reconozca su trabajo, que se quieren y se nota.

Texto: Mac Gallardo
Fotos: Laura Ínigo

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Mike
Mike
Director y fundador de La Gramola de Keith. Apasionado de la música y camarógrafo y editor de video a tiempo parcial en Nanuk Audiovisual Studio.
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