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jueves, marzo 28, 2024

Sí, sí vuelve, y con ganas – Dani Martín en València

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Si me jugara el título de Periodismo con este texto que empiezo a escribir estoy convencida de que no lo acabaría ganando. Se supone que después de un evento una buena periodista debe hacer una crónica, un relato detallado del momento que ha vivido en carne y hueso. Pues ya os aviso que no sé qué género acabará predominando en las siguientes líneas. Mis disculpas por adelantado si así las necesitáis más tarde. Por suerte el título lo tengo ya firmado y pagado desde hace tiempo.

Son sueños

Este fin de semana largo de Todos los Santos ha vuelto Dani Martín con su banda a los escenarios. Concretamente en València, durante dos noches seguidas. Y a un gran escenario, de hecho, porque es indudable que la escenografía era inmejorable. A pesar del viento que el domingo no permitió un montaje del equipo completo, la crew trabajó a destajo para conseguir el mejor de los resultados en una segunda jornada que para los que allí repetíamos era aún más expectante que la primera. Eso sí, solo por el simple hecho de poder estar de pie, sin distancias, eso ya hacía que el concierto se cogiera con ganas, sin importar – en un principio – el resultado.

Aún con todas, os seré sincera. El sábado al salir del concierto tenía las ideas muy claras, y si me hubiera puesto a escribir justo al terminar la primera ronda de esta gira tan esperada, anunciada y comentada, llamada Qué caro es el tiempo, el resultado sería negativo. De principio a fin. Quién me lo diría después de haber sido de aquellas fans que se ponían en la cola 12 horas antes para poder alcanzar la primera o segunda fila de cada concierto de Dani Martín, ¿verdad, padres?

La palabra no sé si sería decepcionada, pues quizás esperaba más homenaje a El canto del Loco de lo que el propio público pudo vivir y comentar entre canción y canción. Hubo saltos, hubo lágrimas, hubo abrazos, hubo muchas sonrisas, mucha felicidad y mucha vibra positiva. La compañía con la que elegimos asistir fue la mejor de las compañías, y eso siempre suma. Pero igual conozco más de lo que pensaba al artista, y es posible que mi sensación fuera de preocupación más que de decepción o desilusión. Y os explico el porqué.

Otra cosa la desconozco, pero sí sé que Dani Martín es uno de los artistas actuales, pasados y futuros que cuidan, miman y quieren la música. Guste más o guste menos. Caigan mejor sus reclamos publicitarios o caigan menos – esto daría para un artículo íntegro -. Sin embargo, el sonido, el show, las canciones y las giras son siempre pensadas por y para el público. Por y para vivir la música juntos. Y en esta ocasión, después de casi tres años parados, aún con más motivo. Es por ello que sentí incluso frustración por lo que el propio Dani transmitía desde el escenario: nerviosismo, autoexigencia, que salga todo bien, que no falle nada ni nadie. Diré más, no le vi sonreír hasta los diez últimos minutos de ese primer concierto sonado. Tan agotado desde hacía semanas. Y eso hizo que mucha gente desconectara, o no acabara de entender del todo el objetivo de esa campaña «homenaje» a uno de los grupos de nuestras vidas. Y de la industria, también. «No he visto diferencia con cualquier otro concierto de Dani Martín anterior», comentaba una chica al salir del recinto.

¿El oro de esa primera hora y media? Indudablemente para «Zapatillas», penúltima canción del directo. La Marina Sur se vino completamente abajo. No me extrañaría que los pocos visitantes que paseaban por el puerto o la playa de la Malvarrosa se imaginaran que de repente había vuelto, y no en sueños, El canto del Loco del 2005. La situación era para fantasear. No obstante, todo acabó ahí, a las 22:53 h, tras un «Insoportable» exhaustico, pero corto. Tras una despedida del grupo un tanto amarga.

En mi cabeza rondaba un mañana no vengo. Pero Dani Martín prometió un concierto dominguero diferente, entonces me autoconvencí. Quería volver a vivirlo. Quería ser testigo.

Ya nada volverá a ser como antes, pero puede ser mejor

He prometido ser sincera, y ahora además seré directa. La única diferencia entre un concierto y otro fue el estado de ánimo del cantante. A las 21:06 h asaltó el escenario un Dani Martín enérgico, feliz, pleno, exhaustivo, aquel Dani Martín chulo, canalla, disfrutón. Así sí. Me emocioné, le escribí a una de las mejores personas que me llevé de aquellas largas colas de espera. «Hoy sí, tía, hoy sí». Interactuó, vaciló, insinuó, saltó, corrió y sonrió. Mucho. Transmitía lo que todos queríamos ver: el amor hacia un grupo que a todos nos marcó. Unió aún más a todas las generaciones de público que pocos consiguen unir. Familias enteras, padres que abrazaban a sus hijos cantando «Volverá», «Puede ser» o «Tal como eres», entre otras. Grupos de amigos que de espaldas al escenario se reunían en corrito para dedicarse las letras. Parejas que veían por primera vez un concierto de Dani Martín juntos.

No se agotaron entradas en este segundo turno, pero los números de nada importan cuando el público y el artista están en sintonía. Todo el rato. En cada canción, sin importar la época. Sin importar si era El canto del Loco o las canciones del último disco en solitario del cantante. Hubo momentos de saltar, momentos de gritar alto, momentos de mirar al cielo e imaginarte con esa persona que ya no está y momentos de bailar.

El domingo todo el mundo tuvo su espacio y su momento. El domingo fue el día de reconciliación, con la vida, con uno mismo. El domingo salimos con muy buen sabor de boca y siendo conscientes, una vez más, que incluso uno de los artistas más reconocidos de nuestro panorama musical también es persona, también siente, sufre y tiene nervios ante un momento o situación nueva, importante. Que de todo se aprende y que superando los miedos podemos gozar sin necesidad de escudos. Sin necesidad de pensar en el qué dirán. Disfrutar y hacer disfrutar.

Evolución y refugio. Eso es lo que lleva por bandera Dani Martín. Y si no, que se lo pregunten a los fieles de primera fila. Cuando después de tantos años un artista mueve lo que sigue moviendo Dani… Es por algo. Y no porque lo diga yo.

Sí, sí vuelve. Ha vuelto y con ganas. 

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África Piqueras
África Piqueras
Periodista titulada, a veces pienso que por vocación. Melómana de profesión y redactora por amor.
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