Después de acabar con las entradas en Zaragoza y en Barcelona, Xoel López tenía todas las papeletas para seguir con la racha y arrasar en Valencia. El pasado viernes 20, Xoel presentaba su gira Paramales en la Sala Jerusalem Pop&Rock de la mano de SON Estrella Galicia, y esta vez venía a Valencia con banda al completo y más luces que un árbol de Navidad.
Hace tres días del concierto de Xoel López y yo aún sigo masticándolo. Nunca había estado en el Jerusalem, y me sorprendió su distribución de forma circular, lo primero que pensé fue: aquí la electrónica se tiene que escuchar que flipas, pero ¿y Xoel?. Pronto se despejarían nuestras dudas, ya que estaba apuntísimo de empezar. La larga cola ya auguraba que la sala iba a estar llena, no se colgó el cartel del «sold out» pero cerca se estaría ya que había mucha gente con muchas ganas de ver a Xoel en Valencia, y con banda.
Muy poquito después de entrar todos los músicos suben al escenario y empiezan a sonar los primeros acordes de «Patagonia«. Xoel se ha traído a los habituales para armar jarana: Iván González «Chapo» al bajo (MClan, Deluxe), Miguel Rivera a la guitarra (Maga), el incansable Charlie Bautista (Russian Red, Mi Capitán, Egon Soda) esta vez a los teclados y Lola García Garrido (percusiones y coros).
Ambiente ya caldeado sigue con «Hombre de ninguna parte«, de su trabajo anterior (Atlántico, 2012), con las percusiones a tope. Es la segunda canción y la gente ya se ha venido arriba, bailando, cantando… La sala peta en cualquier momento. Lola coge el megáfono y un, dos, tres y… suena «Laberinto«, llena de buenas vibes. Lo de la gente es impresionante, no han dejado de cantar ni un segundo, y «Por el viejo barrio» no es una excepción, Xoel se mueve por el escenario guitarra en mano y bailando como un desquiciado. Las luces no paran, y la música tampoco, sigue «Almas del norte«, donde los percusionistas van con coreografía incluída, y «Caballero» en la que más de alguna mujer mira de soslayo a su pareja y le canta «y se creía usted un caballero…«.
Xoel López es como un niño en el escenario, moviéndose a cada rato, jugando con las canciones y con su voz (¡menudo juguete!), te transmite una energía y una potencia únicas. Empieza a sonar «Buenos Aires«, con mucho cariño, casi tanto como el que le tiene él a la patria argenta donde se pasó casi 5 años, el público lo sabe y le recompensa en aplausos. Alguien grita entre canciones «¡Miguel, eres lo puto mejor!«, qué razón tiene, y es que el guitarrista no falla ni una, dándolo todo con lo coros también. «Un año más» empieza a sonar con un tinte más siniestro que en el disco, el piano más misterioso y Xoel se marca un solo de aúpa. Después de tanta caña toca una más lenta, que confiesa que es una de sus favoritas de Paramales: «Caracoles«, en la que anecdóticamente podemos contar cómo se le desenchufó la guitarra y tuvo que subir el pipa a enchufársela al final, ya que Xoel no quería romper el ambiente ni dejar de cantar «su cabello cientos de caracoles en un día de feria«. 
Guitarras fuera, le ha llegado el turno a «A serea e o mariñeiro«, una orgía de percusiones en galego de ritmos primitivos y uno de los temas más atrevidos de Paramales. Suena otro tema de Altlántico, esta vez le toca el turno a «Tierra» uno de los temas que, como cuenta Xoel, le llamaron volver a cruzar el charco, pero esta vez rumbo a casa. A continuación viajamos en el tiempo, a 2008 concretamente, porque suena «Reconstrucción»
uno de los imprescindibles en los conciertos del gallego que disfruta reinventándose a sí mismo y a sus viejos proyectos con canciones como esta.
Xoel advierte, que va a representar Paramales entero, ya lleva la mitad, le faltan 7 así que nos acomodamos porque acabamos de llegar al ecuador del concierto, se nos está haciendo cortísimo. Con «Yo vi un hombre desaparecer» (donde hacen un final a capella brutal) y «Sol de agua» (en la que Xoel hace muestra de toda su potencia vocal) ya van 8, y contando. La gente sigue de mejillas sonrosadas, y sonrisas en la cara, se saben lo viejo y lo nuevo, y a propósito de lo viejo, suena otra de las de Deluxe: «Historia universal (el amor no es lo que piensas)«. Tocan «Antídoto«, que habla de optimismo y de aguantar golpes «…pero nunca podrás hundir este barco…«, Xoel deja que el público acabe la canción por él.
A continuación, empieza otra de las de Atlántico, el «Asaltante de Estaciones«, debo reconocer, que es una de las que menos me gustan de el disco, pero encima del escenario Xoel hace magia, la convierte en una canción de verbena de pueblo y el público no puede parar con los pies (como cuando vas por la calle y escuchas una batucada a lo lejos, se te van los pies sin querer). 
Canción que ya es larga en el disco (sobre los 6 minutos) pero que en directo se alarga hasta los 10 minutos casi, en ese tiempo el ritmo cambia de la batucada al soul, al rock, y Charlie Bautista le da al Hammond como si no hubiese mañana, es tan pro que hasta se sube encima del teclado ¡y lo toca con los pies!.
La gente se vuelve loca, Xoel nos da las gracias y avisa que quedan dos canciones, obviamente queremos MÁS, «Ningún hombre, Ningún lugar» y «Yo solo quería que me llevaras a bailar» no son suficientes para aplacar nuestra sed de fiesta, de optimismo y buen rollo que transmite Xoel López. El público empieza a entonar el ritual para que los músicos salten de nuevo al escenario.
Salen otra vez, hay que hacerse a la idea de que se acaba, y empiezan los bises: «La casa hace ruido cuando no estás» es una de las rarezas de Paramales, ya que no es suya, sino de Lola y le gustó tanto mientras la grababa en unas maquetas que la acabó incorporando en el disco. Lola y Xoel se ponen a cantar juntos y la gente, al terminar, piden que se besen. Xoel, que se debe a su público, le da un pico lleno de pasión a Iván (love is in the air), que para algo se han estado haciendo ojitos toda la noche. «Todo lo que merezcas» es la última canción que suena de Paramales y la gritamos emocionados «…y que comprendas ahora que siempre devuelve el golpe el mar…«. Fin de fiesta con «De piedras y arena mojada«, y entre claveles (que alcanzan desde el público y él reparte) agradece a la gente por hacer el esfuerzo, por pagar la entrada y por apostar por la cultura, y en concreto por un tipo que volvió de Argentina con mucho folclore bajo el brazo y canciones en el corazón.
Sin duda, el concierto del pasado viernes entra en mi TOP 10 (junto con Foo Fighters en el Palacio de los Deportes en 2011, o el último concierto de Standstill en Madrid). Una de las peculiaridades de la sala, como hemos comentado al principio es su forma redonda, y se ve que la PA estaba solo en la parte central de la sala, con lo cual, si te salías de ese «círculo» la verdad es que mucho no oías, eso es lo único «malo» que tengo que puedo comentar de semejante exposición de talento que vivimos el viernes por la noche. A Xoel le queda de su gira lo que mejor se le da: el Norte, con conciertos en Bilbao (27 de Noviembre), A Coruña (4 de Diciembre), Pontevedra (11 de Diciembre) y Vigo (12 de Diciembre). Esperamos que allá donde pase se cubra tanto de glorias como se cubrió en Valencia.
Si queréis saber más del proyecto que es Paramales, qué mejor que leer una de sus entrevistas.
Fotos: Alain Dupláa
