Recuerdo cuando hace un par de años compré “Lemonade” de Beyoncé y lo puse en el tocadiscos. Quedé totalmente desconcertado con los sonidos rockeros y mis peores presagios se hicieron realidad cuando escuché una voz masculina cantando temas de punk: había recibido uno de los discos con un error en el prensado y una banda canadiense de glam rock había ocupado el lugar de la cara A.
Algo parecido pasa cuando empiezas a esuchar Double Negative de Low y eres un fan de la banda de Duluth. Quorum abre el disco, y es una declaración de intenciones, avisa de lo que nos vamos a encontrar: ruido, experimentación, sonidos etéreos. El slowcore deja paso al pop ambiental, sonidos glitch. Pero lo mejor de todo es que los juegos de voces de Alan y Mimi hacen reconocibles a Low pese a la maraña de producción y ruido.
Es increíble como un grupo es capaz de reinventarse y sacar su mejor disco en su duodécimo trabajo de estudio y tras 25 años de una carrera tan robusta y coherente. Low lo han cambiado todo para que nada cambie.
Texto: Andrés Rojo
