Lígula han vuelto con ‘El aire antes del viento’ (Hook Ediciones Musicales, 2019). El segundo álbum del septeto afincado en Madrid fue lanzado el pasado 15 de marzo y presentado una semana después en la tienda de discos Molar (en el barrio La Latina de Madrid). Nosotros no quisimos perdernos la oportunidad de conocer más sobre el álbum, así que nos reunimos con Ignacio Fernández (voz, guitarra, percusión) y Alejandro Elizalde (guitarras y sintetizador) en un bar en el corazón de Malasaña para que nos contasen los entresijos de la creación del disco. Foto: Irina Moreno
Sobre el idioma. ¿Qué os ha llevado a cambiar de lengua de un disco a otro?
Ignacio: Lo que pasó es que, después del disco en inglés, empezamos a probar canciones nuevas, y al principio las primeas cuatro estaban en inglés, pero la quinta salió en español. Lo bueno es que, en lígula, al ser un grupo de personas bastante abierto, no hubo un juicio a eso, siempre nos habíamos tomado el cantar en castellano como un juego, pero nos dimos cuenta que con este cambio estaba pasando algo guay, algo que necesitábamos como grupo. Así que decidimos cantar el disco entero en castellano.
Desde el lanzamiento de Distant Stars hasta El Aire antes del viento han pasado 4 años. ¿Cómo habéis vivido esa etapa profesionalmente hablando? Desde los primeros conciertos hasta la producción de este último disco.
Alejandro: Pues eso precisamente queda reflejado en el disco. El reflejo del cambio de muchos aspectos personales. La mayoría hemos pasado de la universidad al mundo laboral, independizarnos, parejas, etc.
Ignacio: Cuando sacamos ‘Distant Stairs’ no dimos muchos conciertos presentando el disco, por problemas y situaciones diversas. No tuvo una continuidad de tocarlo en salas. Pero luego nos pasó una cosa maravillosa y es que tuvimos la oportunidad de irnos a Austin en 2017 y pudimos tocar en Nueva york que eso es una cosa tremenda (risas).
Alejandro: Este último disco ha sido grabado entre los veranos de 2017 y 2018, aunque en todo ese tiempo no paramos en ningún momento, haciendo algún acústico y demás.
¿Qué hay de ficción y de autobiográfico en las letras de El Aire antes del viento?
Alejandro: Poca ficción (risas) Prácticamente son todo realidades.
Ignacio: Si si, poca ficción. La mayoría de las letras son mías, pero Alejandro escribió Dos mil diecisiete y es bastante autobiográfica. En el anterior disco sí que nos inventamos la letra en alguna canción completamente, pero en este no.
Tengo entendido que en ‘Gdansk’ o ‘En las Aceras’, nos contáis algunas vivencias de viaje. ¿Estas surgen de los primeros años en la carretera de Lígula?
Alejandro: Es una buena pregunta, pero está más enfocado a viajes personales.
Ignacio: Está más centrado al concepto de turista. El mirar hacia afuera, airearte… serían los componentes concretos para la creación de las letras. Las experiencias en viajar como banda sería en nuestro caso el paso por Estados Unidos o el abrir en conciertos como a Carlos Sadness o Miss Cafeína, por ejemplo, pero se centra más en viajes personales.
Vuestro sonido se compone de un gran número de instrumentos. ¿Qué nos podéis decir de vuestro directo? ¿Tenéis reservada alguna sorpresa?
Ignacio: Si hemos metido, por ejemplo, un violín y algunos vientos.
Alejandro: Siendo siete, cada uno toca al menos dos cosas. Hemos metido incluso alguna cosa nueva en este disco. La presentación del álbum será el 6 de junio en la sala Shoko (Madrid) y esperamos tener alguna sorpresa preparada. Alguna colaboración y versiones renovadas de las canciones del primer disco.
Vivimos en una época donde predominan los sonidos urbanos como el trap, en vuestro caso ¿Qué tiene que hacer uno para que el nuevo pop rock pueda seguir consiguiendo nuevos seguidores de en las generaciones más jóvenes?
Ignacio: Empieza tu (risas)
Alejandro: Pues a ver, (risas) el trap no nos entusiasma a ninguno del grupo. Yo no termino de entenderlo. Son nuevos estilos que surgen que están guay y tienen su riqueza musical. Las bases son bastante molonas, eso sí que hay que reconocerlo. Yo creo que el pop rock más tradicional es algo que siempre ha estado ahí y da la sensación que siempre estará.
Ignacio: Yo igual estoy un poco desconectado de las nuevas generaciones. Pero supongo que siempre surgirá de ahí algunos reductos de gente que se acerquen a otros estilos y que puedan llagar a apreciar a Bob Dylan, por ejemplo. Me atrevería a decir que para seguir calando a estas generaciones hay que arriesgarse, seguir buscando con todas sus consecuencias lo que estés buscando y ser abierto a los nuevos sonidos que siempre traerán cosas positivas. Existen músicos que sí que meten esos sonidos nuevos como Lambchop y otros como Vetusta Morla o Andrés Suarez que tienen ese pop rock puro que atrae a tanta gente.
¿Creéis en el reinventarse o morir o en ser fieles a un estilo?
Alejandro: Reinventarse, está claro. Uno puede seguir fiel a un estilo, pero lo divertido de la música es buscar cosas nuevas y lograr emocionar a la gente
Ignacio: Es difícil a veces, a unos nos cuesta más que a otros. Pero la música sale de uno mismo y hay que saber crecer y dejar atrás cosas que ya no te aportan nada.
¿Qué influencias tenéis más allá de la música?
Alejandro: Somos bastante cinéfilos. Yo concretamente leo muchos libros, pero no es mi principal fuente de inspiración.
Ignacio: A mi precisamente me interesa mucho la interculturalidad, cosas como la poesía mezclada con la pintura y como ambos pueden lograr hablar el mismo lenguaje. En ocasiones hemos hablado de como “pintar una canción”. Pero digamos que la fuente más destacable ha sido la influencia del entorno. El escuchar un tema y pensar “oye, pues esta canción me lleva como al mar”, y cosas así. Ese componente atmosférico sí que está presente en nuestras canciones.
Ayer mismo el periódico ‘El cultural’ decía que «la música grabada sigue creciendo en España, pero menos que la industria mundial. La facturación del sector creció un 2,4% en 2018 en nuestro país, mientras que la media internacional se sitúa en el 9,7 %. Siguen creciendo el streaming de pago y la venta de discos de vinilo, pero caen las descargas digitales, los discos compactos y el streaming financiado por publicidad.» ¿Cómo veis el panorama actual basándonos en estas cifras?
Ignacio: Hay que salir a tocar, el directo es la clave. Nuestra dedicación a la música hasta la fecha ha sido por el amor al arte. Mi punto de vista es algo bastante común, considero que en plataformas como Spotify nos dan acceso a cientos de bandas y luego los directos las fortalecen.
Alejandro: Claro, la gente sigue consumiendo música, lo único es que hay que saber adaptarse a las nuevas formas y medios que existen.
Cada vez es más común ver más festivales nuevos resurgir año tras año. ¿Creéis que la “facilidad” con la que nacen estos festivales se debe a que la financiación no es tan cara a causa de la precariedad musical?
Alejandro: Montar un festival es muy complicado en cualquier caso y es de agradecer que exista la iniciativa de crearlos. Las condiciones de pago a los artistas las desconocemos. Siempre que hemos ido nosotros a algún festival no tenemos queja del dinero que hemos recibido por tocar. No creo que venga de ahí.
¿Cómo titularíais esa entrevista?
Ignacio: Pues no sé, estoy a un nivel de inspiración rozando el 40 (risas). Creo que como hemos hablado de aspectos generales lo único que se me ocurre es “de la música al mundo”.
No te pierdas la oportunidad de ver a Lígula en directo presentando ‘El Aire antes del viento’ (pincha en la fecha para comprar tus entradas).
- 03 de mayo en Convent Carmen (Valencia)
- 04 de mayo en Sala Continental (Barcelona)
- 31 de mayo en Café central (Aranda de Duero) – Entrada gratuita
- 06 de junio en la Sala Shoko (Madrid)
