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Alfredo González y Guille Dinnbier, historias que merecen ser contadas

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03/02/2012. Alfredo González es asturiano, pianista, guitarrista y cantautor. Todo a la vez. Hoy toca en Valencia, en la sala dELUXE con Guille Dinnbier de telonero, todo un lujo, y la verdad es que no hubiera ido si no fuera por ver a Dinnbier, porque nunca he oído hablar de Alfredo González, es un total desconocido para mí.

Así que me pongo a investigar al tal Alfredo González y leo que tiene cuatro discos, el tercero en asturiano. Su penúltimo disco, Dudas y precipicios, vendió unas 1.000 copias, la mayoría de mano en mano en los conciertos. Con Dobleces, su último disco, decide cambiar totalmente de mentalidad y pasar del intermediario, “Cuando llegó el arduo debate de la distribución, optamos por lo directo, por lo artesano. Los distribuidores somos nosotros.” dice González. Así que puedes comprar Dobleces en el único Fnac de Asturias, en algunos bares y librerías de amigos y en su web. Y con este buen karma nos vamos al concierto.

Entramos en la sala, hay bastante gente “Seguro que la mayoría habéis venido a ver a Guille”, dice González. Y es verdad, aunque la acogida del público es cálida por igual y nuestros aplausos de reparten equitativamente entre el valenciano y el asturiano.

Comienza Guille Dinnbier subiéndose al escenario, siempre muy correcto, se presenta y salen de la guitarra los primeros acordes. Empieza con Filosofía entre sábanas, que escribió para Vaivencida, y la sigue Rubia del primer, y por ahora, único disco de Dinnbier. Nos presenta dos canciones nuevas que son la estructura de lo que será su segundo disco, las susodichas son Hasta los posos y Michael, que deja casi para el final. Julieta o, lo que es lo mismo, la crónica del paso de Dinnbier por Madrid, es su tema más conocido y single sin lugar a dudas. Le sigue Piel de lagarto, reinterpretación de un tema de Rafa Toro y En mi habitación, de Zahara. Esto ya se va acabando con Berlin, de su primer disco, la nueva Michael y 10 años, más que cargada de significado. Un concierto muy lleno de versiones, quizá demasiado. Creo que se debe a la timidez de Dinnbier, porque lo que es buenas canciones no le faltan.

Dinnbier le pasa el testigo a Alfredo González, pero cuando ya está el asturiano acomodado delante del teclado, vuelve a reclamar a Dinnbier y tocan a dúo Tienes que saber, una del valenciano.

Después González se queda solo ante el teclado y se centra sobre todo en las canciones de Dobleces; nos cuenta que es un disco doble con 20 canciones, 10 en castellano y 10 en su lengua asturiana. Las letras de las canciones en asturiano no las ha escrito él, sino Pablo Texón, “un poeta bastante perturbado”. Al escucharlo me viene de repente a la cabeza la música de Quique González, y esto no sólo me pasa en directo, sino que además su disco Dobleces, con una producción y unos arreglos tan cuidados, no tienen mucho que envidiarle al propio Quique González. Ahora nuestro González nos habla de Fabián y empieza a tocar Todos llevan disfraz, que dedica a Camps, aunque “es el tipo más honesto que conozco… ni siquiera lleva disfraz, no le hace falta”. En Desordenados nos habla de su gira por Colombia para luego dejar el teclado y pedirle prestada la guitarra a Dinnbier para Toro Indultado y… otra sorpresa: de repente se suben Manolo Tarancón y su permanente sonrisa al escenario de la dELUXE para tocar a dos manos Como me acuerdo de ti, de Tarancón. Ya solo en las tablas, González dedica La vida que esperé a las valencianas porque “las chicas de Valencia tienen que estar en una canción que no sea de Revólver”. Y es verdad, gracias de todo corazón Alfredo González. Dinnbier es llamado otra vez al escenario para tocar Golfo… ¿indirecta? En Wikileaks nos cuenta que, con mucho empeño, consiguió que el mismísimo Quique González no sólo cantara su canción, sino que además lo hiciera en asturiano. Después de Arenas Movedizas, después de unas 2 horas de concierto, después de que hayan pasado 3 cantautores por el escenario, Alfredo González se despide. Pero queremos más. Así que vuelve con A Borbotones y Hasta las manos. Aplausos y aplausos y el final.

Si algo nos queda claro es que cada canción no es una simple anécdota, es una historia. Más de dos horas de concierto, una crónica de más de 800 palabras y cuando sales a la calle parece que algo ha cambiado…

Texto: Alma Porta Lledó

Foto: Joan Soler

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Mike
Mike
Director y fundador de La Gramola de Keith. Apasionado de la música y camarógrafo y editor de video a tiempo parcial en Nanuk Audiovisual Studio.
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