La espera ha finalizado. Tras retrasarse unas semanas, el tercer disco de Hinds (en coproducción con Jennifer Decilveo, quien trabajó con Beth Ditto o The Strokes) ha confirmado lo que venía vaticinando: estamos ante uno de los mejores álbumes de la banda.
En los adelantos “Riding solo”, “Just Like Kids (Miau)” o “Come back and love <3«, ya pudimos percatarnos que el camino escogido para este trabajo se distanciaba de sus dos anteriores discos. Y es que el cuarteto madrileño dotan a los diez temas que componen “The Prettiest Curse” de un soplo de originalidad y aire fresco a su estilo. Pequeños fogonazos de power pop como “Boy” se intercalan con ritmos más pausados como en “This Moment Forever”. No faltan canciones con sus melodías más clásicas como en «Burn» o «Take me Back».
Algo que le sienta muy bien a este disco es la incursión del castellano que encontramos en apenas un par de canciones y cuya duración es meramente anecdótica, pero hace que estas sean las secuencias más llamativas. “Good Bad Times”, canción con la que abre el disco y cuyo adelanto pudimos escuchar hace unos meses, es bajo mi opinión (y la de algunos redactores de esta web) la mejor canción, no solo del disco, si no de la banda en general.
Pero si hay un apartado en el que las canciones de Hinds brillan con luz propia es en el escenario. Sólo tenemos que volver la vista atrás para recordar que esta banda derrocha una actitud sobre el escenario que ya muchos querrían. Esta fuerza indomable que ya les ha valido para cruzar el charco en varias ocasiones y actuar en decenas de festivales. Una de sus actuaciones más sonadas ha sido en el Barclays center de Nueva York abriendo para The Strokes en nochevieja.
“The Prettiest Curse” es sin duda una brillante y personal actualización del sonido y espíritu de Hinds, que se postula de manera inmediata como uno de los discos nacionales a tener en cuenta este año. Ojalá pronto podamos disfrutar como se debe de estas canciones en vivo y poder gritar eso de «¡Viva Hinds!».
