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sábado, abril 20, 2024

We Are Standard, sintes, camisas estampadas y mucha fiesta

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Tras una intensa jornada estival, en la que han pisado los escenarios de festivales tales como el Sonorama, el Palmfest o el Low Cost, esta banda vizcaína sigue “liándola parda” por allí dónde pasa. Y es que estos norteños saben cómo hacer disfrutar a su público tanto al descubierto como bajo techo, como bien demostraron la noche del pasado viernes en La 3.

Ante un público no muy abundante, por el momento, y tras la rutinaria y breve prueba de sonido, comenzaban a sonar los primeros sintes y las bases, floreciendo una atmósfera que atrapaba lentamente la atención de los que ya se encontraban espectantes. Tras un instante, uno a uno, y vestidos con sus peculiares y coloridas camisas estampadas, fueron ocupando sus puestos en el escenario. Un saludo y la energía empezó a mascarse en el ambiente. We Are Standard estaban listos para armarla.

Iniciaron un set list que prometía no defraudar a sus seguidores más cercanos. Destapando sus dos primeros temas, ‘Good ones’ seguido por ‘Other lips, other kisses’, rompían el hielo con unos ritmos voraces que solo pueden emitir sus dos baterías sonando a la vez, permaneciendo éstas escondidas detrás de la eterna sonrisa del cantante Deu Txakartegi, la cual quedaba reflejada en las caras de todos los presentes que bailaron sin perderla durante toda la noche.

A su diestra, una guitarra Fender, traviesa y electrizante, de la mano de Juan Escribano, que marcaba esos ritmos capaces de hacer oscilar hacia atrás y hacia adelante cualquier cabeza en el lugar (incluso la de un servidor mientras tomaba sus notas) con rasgueos limpios y precisos, que ganaban protagonismo en temas como ‘The last time’ o ‘Waiting for the Man’. Y a su siniestra, Jon Aguirrezabalaga, que empuñando otra Stratocaster decoraba cada tema con su toque más personal, toques que se alejan del rock más tradicional para buscar sonidos más electrónicos, frescos y modernos.

Primera mitad del concierto y el ambiente no podía ser mejor. Caras de felicidad, saltos, gritos, fiesta, fiesta y más fiesta, cuando de repente un ritmo suena que la gente reconoce de inmediato: ‘The First girl who got a kiss’, su hit, que enloquece momentáneamente a todo el mundo y al cual sigue otro de sus temas más conocidos, ‘Love to’, que dedican en especial a uno de sus fans más persistentes.

Arrancan con otro de sus hits, ’07:45’, y esta vez lo hacen disparando cañones de confetis que llenaron la sala de papelitos de colores, luces, aplausos y más gritos.

Se acerca la hora de la despedida y el escenario queda vacío sin apenas darnos cuenta. Esto no preocupa a un público confiado que corea el bis mientras la banda se hace de rogar. Y sin defraudar a sus feligreses, saltan de nuevo al escenario para rematar un concierto que, aunque con algunos problemas técnicos (que se acentúan en las últimas canciones) y la casi inaudible voz del cantante, supieron defender muy bien en todo momento.

Texto: Antoni Montagudo
Fotos: Haydee F.

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Mike
Mike
Director y fundador de La Gramola de Keith. Apasionado de la música y camarógrafo y editor de video a tiempo parcial en Nanuk Audiovisual Studio.
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