El pasado fin de semana Las Naves acogió el nuevo festival dedicado a la figura femenina en música, el She’s The Fest, traído de la mano de SON Estrella Galicia. La Gramola estuvo ahí, con muchas ganas y mucha curiosidad sobre este «nuevo» festival, a continuación te lo contamos.
La jornada comenzó el viernes 27 con Nuria Graham a las 18:30, un horario más que injusto con esta joven artista vicense, ya que seríamos unas 40 personas. A pesar de la gente, o precisamente para nosotros, Nuria hizo gloria de su pop suave, dándole un repaso a «Bird Eyes» y tocando algún hit de su «First Tracks«. Se atrevió hasta con «la princesa del pop» versionando «Toxic» y demostrando que con buena técnica se puede hacer buena música hasta del pop más comercial. Cayó algún tema nuevo, donde se puede adivinar una deriva más rockera. Nos quedamos prendados.
Como país invitado figuraba Austria, de dónde venían tanto LEYYA como Hella Comet. El dúo LEYYA venía con nuevo disco, e incluso bromeaban diciendo que «había vuelto a casa», ya que el largo se llama «Spanish Disco». En su primera visita a nuestro país nos mostraron su electro-pop primitivo y oscuro, y sus guitarras ambientales. De voz cálida, no dejaban casi ningún silencio empalmando una canción tras otra. En contra punto teníamos a Hella Comet, que trajeron guitarras duras y hard rock borderline. La frontwoman no paró de saltar sobre el escenario, llenando el espacio con su presencia hiperactiva que dificultó (más si cabe) el trabajo de los fotógrafos, que entre la pobre luz y los movimientos rápidos de la cantante, estaban viéndoselas para poder captar una instantánea.
Cogiendo el testigo llegaron Les Sueques. Cuales maniquíes las colocaron sobre el escenario, vestidas de la cabeza a los pies de lycra amarilla y azul, representando a Suecia en Eurovisión (bueno, no, pero molaría). Socarronería máxima y punk brillante nos presentaron su más reciente trabajo, «Educació Física«, entre bromas sobre el Black Friday ofreciendo descuentos de 10 cent. por cada par de discos «però que amb això del peatge i tal al final es queda al mateix preu, si no més car». Pau, el batería, fue tremendo y metronómicamente preciso. Venían a divertirse y a jugar y la gente jugó con ellas sonriendo y bailando. Nos llevamos una buenas vibraciones.
A la apreciada artista chilena, Soledad Vélez, le tocó el siguiente turno. Con la sala más llena (y aún así no ocupábamos la mitad) nos mostró lo que sería su nueva etapa. Mucho más oscura de lo que nos tiene acostumbrados, tiró el folk por la ventana en favor de las bases electrónicas. Quizá fue porque aún no tiene el repertorio lo suficientemente rodado pero nos quedamos un poco fríos. La gente le respetó los silencios propios de su transformación mucho más conceptual y vitoreó cuando, la artista, hizo un llamamiento a la igualdad aprovechando la temática festivalera. Sus palabras exactas, de hecho, fueron: «Ya está bien». Suscribo.
Anni B. Sweet era el plato fuerte de la noche, y se notaba en el ambiente. Con una banda sincronizada y madurada, la artista indie más escuchada de Spotify jugó con los pedales y con su voz, poniendo fin a la primera jornada del festival.
La mañana del 28 de Noviembre nos quitamos las legañas y fuimos directos a ver a Meridian Response a las 11:30 en uno de los showcase gratuítos que se darían a lo largo de toda la mañana, junto con June’s Kaleidoscope y SALFUMÁN. Los semifinalistas del Vinilo Valencia tocaron para el puñado de valientes que nos atrevimos a madrugar con muchas ganas. A pesar de estar costipada, Marta Domingo nos deleitó con su voz melódica dando golpes vocales muy potentes, haciendo alarde de registro. Si la valenciana canta así cuando está malita, no quiero saber dando el 100%. La gente que paseaba por la calle se detenía a las puertas del recinto a escuchar al dúo, hipnotizados. Luis Martín llevó la batuta marcando el ritmo con la guitarra acústica.
Un cuarto de hora más tarde saltaba al escenario June’s Kaleidoscope, cual orquesta sinfónica con violín, chelo, piano y potentes coros. Este formato de acústico con arreglo de cuerdas permitió a la artista innovar con sus canciones e incluso tocar alguna nueva. Nos encantó «Happy Days«, en la que la cantante cambió el piano por el ukelele.
Los 80’s volvieron de la mano de SALFUMÁN, ella sola sobre el escenario con su electro-pop, cantando su cover más famosa «Hawaii Bombay» entre susurros. Creó un ambiente relajado, perfecto para ponerle el broche de oro a una mañana marcada por voces valencianas, por atreverse, hasta se atrevió a versionar a Camela.
Todos coincidimos en que la sorpresa del festival fueron las gallegas BALA, que como ya le pasó a Nuria Graham el día anterior, fueron castigadas por el horario. Abrieron la tarde entre metal y gritos de poder. Llegaban como una apisonadora para romper moldes, estereotipos y guitarras. La baterista sacó el estómago por la garganta, haciendo alarde de una fuerza visceral, mientras la guitarrista le metía alma (negra, si, pero alma) a la melodía. Nos dejaron ojipláticas. ¿Quién dijo que esto era cosa de hombres? Bravísimas.
Con el ambiente caldeado, era la ocasión perfecta para que las londinenses Skinny Girl Diet, saltasen a escena con su punk modernista. Desgraciadamente no se las vió por ninguna parte, completamente inactivas sobre el escenario y tocando un grunge un poco «out«, terminaron tan abruptamente como empezaron, tocando un total de 25 minutos. Una lástima.
Pero ahí estaba Joana Serrat para salvar el ambiente, con su folk americana y su voz detallista, subió los ánimos de la sala tan rápido como el grupo anterior los había bajado. Nos dejó muy buen sabor de boca.
Lorena Álvarez y su banda municipal es justo eso, Lorena Álvarez con sus chistes y su gracia natural, y su banda de pueblo que recuerda épocas más propias de nuestra tercera edad. Pero su fórmula de canción popular le funciona, ya que atrajo a muchísima gente con su ambiente de verbena y sonrisas. En un punto, incluso, llegó a formar un gran círculo y nos hizo bailar como se hacía tradicionalmente, dando saltos y volteretas. La asturiana se ganó nuestro corazón, Lorena, vuelve pronto.
Posiblemente el concierto más esperado de todo el fin de semana, los internacionales Kid Wave fueron energía pura sobre las tablas. Con un estilo noventero californiano hicieron un repaso a su disco «Wonderlust«. Era su primera vez en España, y se encontraron con un público muy entregado, recogiendo todo el buen rollo latente que quedaba en la sala, después del despliegue anterior, no nos defraudaron. Con su brit-rock huelen a verano y a sal. Estuvieron de 10.
Como final de jornada venían los vascos Belako, su segunda vez en tierras valencianas y como la primera vez (en el Deleste) también en un festival. Belako es una banda que está subiendo como la espuma, con su nuevo disco a puntísimo de salir se dejaron la piel en el escenario. Su post-punk conectó con el público de forma abrumadora, y en la tercera canción dejé de tomar apunte y me fui a primera fila, porque era un concierto para vivirlo. Saltos, pogos, Lore se bajó del escenario a tocar entre el público, y Josu y Cris no se lo pensaron dos veces y bajaron también, a gozarla. Su formación dinámica les permitía jugar con las posiciones y las voces. En un punto, ya hacia el final, el ambiente era tal, que Josu, extasiado se lanzó al público, que lo recogió entre vítores y adrenalina. Flipante, lo mejor del día, ¡qué digo del día, lo mejor del festival!. Fotógrafos y prensa dejamos nuestros quehaceres para sumarnos a la amalgama sudorosa de un público que lo dió TODO. Un mensaje para promotores y salas de Valencia, por favor, que no los tengamos que ver sólo 45 minutos en un festival, tráiganlos, el Mediterráneo pide Belako en vena.
Después de la resaca del sábado, Carolina Otero & The Someone Elses, tenía la ardua tarea de levantarnos de la cama. Abriendo la última jornada del festival y con puertas abiertas a todos los públicos, Las Naves se llenaron de familias completas con niños bailando al ritmo de rockero de Carolina Otero, quedándose embelesados durante los clásicos solos de guitarra. La valenciana y su experimentada banda se atrevieron hasta con PJ Harvey, con la que la artista y poeta es frecuentemente comparada.
A las 13:30 del domindo 29 de Noviembre, Maïa Vidal era la encargada de cerrar el festival. La estadounidense afincada en Barcelona, nos dejó boqueabiertos con sus percusiones, sintes y electrónica suavecita. Con voz soñadora y sonrisa perpetua presentó su nuevo disco «You’re the waves«, descalza cual duendecillo del bosque. Viene con su co-productor y ex-pareja, con la que grabó el último disco y que hace las percusiones en el directo, Maïa nos cuenta, que «Mamma told me so» habla de su ruptura, la cual parece ser que se la han tomado con mucho humor, «no hard feelings». Los niños quedaron encantados con «Follow Me«. Voz cargada de sensualidad y optimismo salimos enamorados. Inyección de buen humor para quitarnos el mal sabor de boca que nos dejaba que se acabase el festival.
La verdad es que el cartel era muy atractivo, la localización, inmejorable y el precio, más que razonable, así que me decepcionó mucho la afluencia tan pobre de gente. Lo más llena que estuvo la sala fue poco más de la mitad de su capacidad. Hubo conciertos, sobre todo a primeras horas de la tarde, donde no había ni 50 personas. Una vergüenza, y una pena, porque las actuaciones estuvieron de sobresaliente.
Eso sí, algo voy a decir sobre la temática del She’s The Fest, es un festival supuestamente diseñado y dirigido a glorificar la figura femenina, y a mi me faltó lucha. Las charlas que acompañaron al festival fueron poco más que descafeinadas, y las artistas tampoco parecieron comprar el discurso, siendo Soledad Vélez la única en hacer referencia a la lucha feminista por la igualdad. La fórmula del festival era buena, porque HACE FALTA visibilizar a las mujeres en música, en arte y en el día a día, al fin y al cabo somos la mitad de la población y la discriminación positiva AYUDA. El hecho de que no haya más presencia femenina en festivales no se entiende cuando hay tantísimos grupos con miles de fans, ya que entiendo que es un negocio y al fin y al cabo se trata de ganar dinero, y es algo que el She’s The Fest ha demostrado, que hay seguidores (para mi la baja afluencia poco tuvo que ver con la temática y mucho con otras cosas) y muchos estilos musicales que ellas también dominan. Anni B. Sweet, Belako, Joana, Soledad, Kid Wave… Son bandas de primer nivel, así que no las tratemos como ciudadanas de segunda.
Promotorxs, productorxs, músicxs, artistas, no tengáis miedo de poneros la dichosa etiqueta, no tengáis miedo a decir que sois feministas, no moderéis el discurso (necesario) por miedo a ignorantes vejaciones, recordad que sin lucha no hay igualdad.
She’s The Fest, nos vemos el año que viene, eres una cita segura en mi calendario.
Fotos, maravillosas a cargo de: Guillermo Rebollar
Fotos de los showcase por: Alain Dupláa
