No puedo dudar que soy una fan incondicional de Molotov y siempre que pienso que voy a ser poco objetivo con mis publicaciones lo aviso ni bien empezar. Esta vez no va a ser la excepción: voy a ser MUY subjetivo.
Voy con el grandísimo fotógrafo Victor García (a.k.a. VikPamNox) que rinde mayor idolatría a la banda mexicana que yo. Y eso ya es decir. Quedamos en la puerta de La Rambleta y hay poca gente. Le pregunto si vendrá gente y me dice que cree que si. Yo lo dudo un poco.
Entramos y nos ponemos en primera fila. Vemos el setlist pegado en el suelo del escenario y nos vamos preparando mental y físicamente para lo que vendrá. Tocan lo que tienen que tocar, si bien podemos ponernos exquisitos y decir que faltan algunos hits. Pero acaban de apagar las luces, la gente empieza a gritar y me da igual qué hits se quedaron en el tintero. La sala está llena de repente (a saber en qué estaba pensando para no darme cuenta) y el ambiente es de total expectación.
Cuando aparecen explota la sala. Saludan, cogen los instrumentos y empieza «Noko», ese temazo de su tercer disco «Dance and dense denso». Le siguen «Amateur», «Oleré y Oleré y Oleré el UHU», canción que abre su último disco «Agua Maldita». Gritos y más gritos. Y sudor, mucho sudor. Sigue «Santo Niño de Atocha», «Chinga tu madre» y vuelven al Molotov más «comercial» con «Here we Kum».
Si bien la gira ya no es del último disco (como iba a serlo la frustrada del año pasado), sus canciones siguen teniendo cierta presencia. Tocan «Lagunas metales», el «chicharrónico» primer single y «No existe». Miran atrás y tocan «Parásito», de su segundo disco «Apocalypshit». Suena el segundo single de su último trabajo titulado «La pura raza es la raza pura» y, acto seguido, el tema (TE-MA-ZO) de Randy «Blame Me».
Y ahora es cuando viene la sorpresa: Randy lleva varias canciones con notables signos de cansancio y el resto no se queda corto. De repente se va la luz. Los conspiranóicos dicen que es porque no pueden más y necesitan un descanso. Eso escuchamos decir a las personas a nuestros lados. Realidad o no, la cuestión es que se corta la luz y Micky dice: «voy a ver qué pasa y volvemos».
Quince minutos después los tenemos de vuelta. Tocan el cover fusionado del «Perro Negro y Callejero» de El Tri con «La Grange» de ZZ Top y la nefasta a mi parecer «Fuga». Victor y yo miramos el setlist con cara de «ahora viene lo mejor». Y tanto. Primeros acordes de «Gimme the power» y nos volvemos todos locos. «Frijolero» y más locos aún. Cierra el trío más reivindicativo «Hit me». Nos sorprendemos lo fiel al sonido del disco que son, sin trucos.
El bajón lo lleva «Marciano» en su dos versiones. Increíble que la tengan aún en su repertorio en detrimento de otras. Suena «La Verga» aquella cara B del muy flojito «Ánimo Delincuencia».
A partir de aquí viene el desmadre padre: «Perra arrabalera, perra arrabalera« gritamos todos. «Queremos pastel, pastel, pastel»… El pogo amenaza con amputarme las piernas contra el escenario. «Brincos jalones, codazos y empujones» reza el inicio de «Dance and dense denso» y el efecto es el mismo: recibo un par de hostias y varios empujones y mis piernas sufren cada vez más. Menos mal que acaba el concierto.
¡Ah, no! Falta el bis. Vuelven a subir entre vítores y tocan «Molotov Cocktail Party», «Mátate teté» y cierran con el alocado «Puto». Mi cuerpo no puede más, mis oídos tampoco. El pitido en mis tímpanos me acompaña todo el camino a casa mientras pienso que por fin pude ver a Molotov y sobreviví. Impensable una primera fila en México. En ese sentido somos afortunados. Un nuevo triunfo de La Rambleta y su organización.
¡Qué hijos de puta estos mexicanos! Nos hicieron bailar y disfrutar de la hostia.
