El pasado Sábado 13 de Febrero se celebraba en la sala Wah Wah la primera Fiesta Atómica del año. Organizada por los amigos de Redacción Atómica y con la participación de la organización del Festival SanSan que sorteaba abonos entre los asistentes al evento. El evento abriría con la banda valenciana Fanáticos y cerraría con el dúo atómico Obleas DJ’s, pero sin duda, el plato fuerte de la noche serían los toledanos Mucho traídos de la mano mágica de Andsons Producciones.
Fanáticos saltó al escenario sobre las 23:00, entre una amalgama de cables y pedales pertenecientes a la siguiente banda, donde pudimos escuchar atmósferas pop-rock y sobre todo mucha actitud sobre el escenario. Agradeciendo en todo momento al público por la acogida y a la organización por escogerles para abrir la noche, mucho derroche de amor y energía sobre el escenario. Tocaron temas imprescindibles de su último trabajo «Invisibles«, incluído un tema con ukelele «Despierta«. Los fallos de un cable a dos canciones del final no les tumbaron la sonrisa y acabaron la noche abrazados entre agradecimientos.
Tras media hora de cambio de instrumentos y dejarlo todo listo para sonar como se merecían Mucho hacía su aparición en el escenario. Martí ha colgado el poncho en favor de la americana «velvet», pero ni mucho menos (¿lo pillas?) ha colgado la guitarra aún, y nos lo demostró tocando hasta 6 temas del anterior trabajo de la banda: «El Apocalipsis según Mucho» que incluye solos de guitarra siderales y da pie perfecto para «Pedir en las Puertas del Infierno«. Con esa transición la banda nos demostraba que lo suyo es contar historias y la metáfora dinámica. La mítica sala Wah Wah se llenó aquella noche para escuchar lo nuevo del grupo, con muchas ganas de pasárselo bien y las expectativas muy altas, pero el inicio del concierto se les quedó frío, como un poco ajeno, y la gente estaba bastante dispersa durante temas como «Sal de la Tierra«, «Más feliz sin televisión» o «El lustroso alarido«, aunque en esta última el público pareció salir de su ensimismamiento cuando Martí modificó la letra para incluir una petición que la mayoría de Valencianos coreamos a voz en grito «…que caiga el PP y Rita Barberá también…«. Nuestra atención fue captada al instante al sonar «Los amantes no olvidan» primera canción que tocaba la banda de su nuevísimo trabajo, aunque aún sonaría más rock en la Wah Wah con «Motores» y lo que Martí nos comentaba que habían sido dos regalos del respetable bakala Chimo Bayo: «Como si no hubiera mañana» y «La larga risa del emperador«.
Después de los preliminares llegó la mandanga, el repaso a «Pidiendo en las puertas del Infierno» empezaría con «La Velocidad«, donde se olvidan las guitarras por un momento y comienza el electrocool, sintetizadores y teclados venidos desde el inframundo con el único propósito de hacerte menear el buyate. El público empezó a entrar en calor con «Sucumbe el Universo» sacando esa rabia de clase obrera y sudando como ratas mientras bailábamos frenéticos. Cabe mencionar que, a estas alturas del concierto, pongamos la mitad, hacía 4 o 5 temas que a la guitarra de Martí se le había saltado una cuerda, por lo que Víctor Cabezuelo y él se iban pasando la otra guitarra (la de Cabezuelo) de una punta del escenario a la otra, provocando esos silencios que al principio nos dejaban fríos pero que al rato se llenaban con los comentarios irreverentes de Martí Perearnau el cual ya se había sacudido los nervios viendo a un público más entregado.
Cuando empezaron los primeros acordes de «Grupo Revelación» me quedé sorda, no por los volúmenes a los que estaba la banda sino porque la gente empezó a gritarla como bestias en celo. A estas alturas Mucho propuso un pacto: ellos pasaban de irse del escenario y salir a los gritos de «otra, otra», así que la banda dijo que tocarían tres temas más, dejarían un instrumental «sexy y follaca» y harían las dos ultimas. Martí for president, gritó la gente. Antes hablábamos de bestias y celos, precisamente de lo que trata «Perro S.L.«, uno de los temas más rabiosos del disco donde hay que jugar a ponerse en la piel de uno de esos mal nacidos que llevan años robándonos las ganas de vivir. «El León de Tres Cabezas» y su maravilloso estribillo suena a continuación y la banda une el tema con «Las puertas del Infierno» que cerraría el concierto.
Lo prometido es deuda, dejando un interludio de un par de minutos con ese instrumental «follaca», los toledanos suben de nuevo al escenario dispuestos a darle el golpe de gracia al concierto, y es que, señoras mías, aún no ha llegado lo mejor. La chica del público que se rompía dos os tres cuerdas vocales al gritar cada vez que se hacía un silencio en la sala aquello de: «…si, tengo que salir ya no lo aguanto más…» al fin obtenía su deseo de escuchar el temazo del año: sonaba «Nuevas Ruinas«, tema que no puedo dejar de recomendar para vivir bien y de forma saludable. Llega el momento de despedirse y Perearnau hace algo muy curioso, saca el móvil y lo deja sobre el teclado, cosa que no entendí hasta que no empezó a sonar «Fue«, un tema tan hip-hop y con un chorreo lírico tan desproporcionado que hasta la propia madre que parió a la canción tenía que mirar la letra para no tropezarse con la lengua.
El espectáculo de Mucho acabó con una gran ovación como las de los grandes teatros, y no merecían menos ya que lo que hicieron fue algo muy difícil. Si habéis escuchado su último disco (si no lo habéis escuchado no sé cómo podéis seguir viviendo en paz con vosotros mismos) habréis notado la carga electrónica absolutamente espacial de la que viene servido. Hacer eso, sonar EXACTAMENTE igual que en el disco a nivel instrumental es bastante jodido, y los cabrones lo consiguieron. Bravísimos ellos y su técnico de sonido que era una bestia.
La noche no aún no conocía su final, Obleas DJ’s se encargarían de sacarnos hasta el último baile con temazos atómicos. La verdad es que empezamos bastante fríos y acabamos ardiendo y pidiendo clemencia en las puertas del infierno.
Fotos: Rafa Adrián Ureña
