El próximo 29 de junio Zahara estará en el Jardín del Botánico de Madrid con La Noche de las Astronautas. Charlamos con ella sobre esta velada única, sus nuevos procesos creativos, feminismo y su unión al mundo audiovisual.
LA GRAMOLA DE KEITH: El concierto de Las Noches del Botánico lo asociamos a festival pero la intimidad del espacio y la duración son típicas de una sala, ¿cómo afecta a la hora de escoger formato y repertorio?
ZAHARA: Nosotros más que pensar en las características del espacio o el festival, lo relacionamos con lo que ese sitio significa para mí. Tanto los conciertos que he visto ahí como el único en el que he actuado me han transmitido que es un sitio muy especial. Aunque sea muy grande, la sensación de cercanía está casi en cualquier lugar y se ve y oye muy bien desde cualquier punto. Eso sí que me ha influenciado a la hora de seleccionar el repertorio, que va a ser algo único. Ya no solo por el espacio y esto que inspira, sino por el concepto.
Después de la presentación en La Riviera, empezaba a haber muchas opciones de volver a tocar y para mi oficina y para mí este lugar era muy anhelado. Te da la oportunidad de hacer algo diferente tanto para el público como para nosotros. Eso nos llevó a pensar en el formato de La Noche de las Astronautas. Hasta ahora, de todas las invitadas (de momento están comunicadas Vega, Ximena Sariñana y Eva Amaral) no he cantado con ninguna. Para mí eso es algo estimulante. He colaborado con muchísima gente pero mayoritariamente hombres, también porque este mundo ha estado monopolizado por hombres durante muchos años y no era tan fácil encontrar mujeres con las que cantar hasta hace poco. Al final siempre acaban relacionándote con la misma gente como Iván Ferreiro o Santi Balmes. Eso es maravilloso, pero esta vez vamos a salirnos de eso.
Además, ya que vienen mujeres a cantar y es una noche que se presta a hacer algo que quien venga lo viva de una manera única e irrepetible, la manera en la que ellas van a interactuar dentro del concierto también va a ser especial.
LGTK: Hablamos de mujeres y nos vamos al feminismo. La canción feminista de Astronauta es Hoy la Bestia Cena en Casa, pero retrocedamos hasta Inmaculada Decepción de Santa. Esta canción salió con el disco, la tocaste en la gira por FNACs y el teatro Lara pero no volvió a sonar porque no te convencía su directo. Sin embargo, para esta gira descubriste que es la favorita de muchxs, ¿cómo has vivido este proceso?
ZAHARA: Fue muy fuerte. El porcentaje de gente que dijo que sí frente al no respecto a la encuesta de Instagram sobre Inmaculada Decepción fue muy alto, como unos 5.000 frente a pocos.
La arquitectura es muy compleja: esas metáforas, citar pasajes religioso o textos que evocaran la religión de una manera súper directa pero dándole una vuelta sexual… fue muy difícil artísticamente y melódica y armónicamente también me pareció que era un paso más allá de lo que había hecho siempre con el contraste de las melodías. Es una de las canciones que más me gustan de Santa, me siento muy orgullosa.
A parte, hablar de una cosa tan compleja como la liberación sexual dentro del marco de la metáfora religiosa también dificultaba su acceso. Creo que eso fue un impedimento para que llegara a tanta gente. De hecho, eso hizo que cuando me puse a componer Hoy la Bestia Cena en Casa, dijera: «fuera máscaras, esto es así, no lo voy a esconder y voy a decir las cosas como son».
Es verdad que estuvo como escondida y es una canción que yo siempre había querido recuperar. Con la formación que tenemos hoy —Martí, Manuel, Sosa y Pablo—, cuando la tocamos por primera vez como prueba para ver qué pasaba me puse muy cachonda (ríe). Pensé que tenía todo lo que había que tener para hacer esta canción. De hecho, la metemos la segunda en el repertorio, que es un poco un suicidio artístico: al que es fan le gusta, yo estoy tocando y veo que hay algunas caras que se iluminan; pero otras que dicen «esta mujer que está cantando» (ríe).
LGTK: Volviendo más atrás aún, este año se cumplen diez años de La Fabulosa Historia De… (Universal, 2009). Primero, felicidades; segundo: ¿alguna vez has pensado en reeditar este disco como a ti te hubiera gustado que sonara?
ZAHARA: No. Podría, de hecho es bastante normal: llevas diez años y reinterpretas un disco que además nunca grabé como me gustó. Tiene bastante sentido. Pero, dentro de que diez años es una cifra considerablemente importante, pienso que no ha pasado suficiente tiempo.
Luego, hay canciones que puedo seguir cantando. Photofinish, En la Habitación, Tú me Llevas, Funeral… Pero por ejemplo La Canción Más Fea del Mundo, Merezco… me muero de la pereza; Chica Pop, Chico Fabuloso… aaarg, me muero antes (ríe). Entonces, para cantarme las cuatro que me apetecen ya las meto en mis discos de rarezas. No sé… A lo mejor con veinte años, ¿con veinte mejor? ¿o a los quince? ¡A los doce! No sé, ahora ya todo funciona.
De hecho, no hay ninguna canción de este disco en la gira. No por odio ni nada, sino porque creo que tenemos canciones suficientes como para no echar de menos ninguna. No he recibido ningún comentario directo de «ay, por qué no tocas…»; nadie echa de menos nada.
LGTK: Como cantas Con las Ganas…
ZAHARA: Claro, como canto Con las Ganas ya me dejáis en paz, ¿no? (ríe)
LGTK: Otra cosa que no te gustó de la etapa Universal es que se vendió una imagen que no correspondía contigo y tú querías romper con directos “agresivos”. A día de hoy destacas por tu transparencia. Pero, ¿se han diluido al 100% Zahara Gordillo y Zahara?
ZAHARA: Yo creo que sí. Yo siempre he estado muy obsesionada con tener que responder la pregunta de: «eres la chica dulce…», pero cada vez me lo preguntan menos, en ese sentido se ha diluido. A nivel profesional y de cara al público me ha costado mucho tiempo, esfuerzo y dinero el mostrarme a mí misma. Tenía claro cómo quería mostrarme y estos años he aprendido a hacerlo sin miramientos, pudor, ni confesión.
A nivel personal y sobre el escenario, a día de hoy no sé no ser yo misma. Es tan 100% lo que pasa ahí, en las canciones, la grabación… que vivo en un estado de plenitud personal y artística. Cuando se ligan estas dos partes, ocurre algo que nada más te lo da. Es como estar enamorada de cada parte de tu cuerpo sin dejarte nada. En el escenario es cuando más feliz soy, cuando más vivo lo que hago, más adoro a mi banda y mejor me siento conmigo misma.
Eso sí, soy 100% lo que pasa en el escenario pero no soy 100% como la del escenario. No estoy siempre ahí arriba porque no me daría la vida (ríe). Lo guay es que he aprendido a que lo que pasa en el escenario pase de manera súper potente y sin mirar atrás. Me importa muy poco lo que pueda pasar y me siento muy protegida, súper sujeta.
LGTK: El cine y las series de televisión están muy presentes en tus canciones y carrera, ¿podría decirse que tienen más influencia al componer que la propia música?
ZAHARA: Sí. De manera natural, cómo se crea el imaginario en mi cabeza es a través de la ficción, la mayoría de las veces audiovisual. De las series me encanta la profundidad que desarrollan los personajes. Al contar una cosa en treinta horas, lo que viven, sufren y experimentan es súper rico. Quiero conseguir eso en las canciones.
Me pasó de una manera súper gráfica escribiendo la novela (Trabajo Piso Pareja, Verso y cuento, 2017).En mi cabeza nunca la concebí como un libro,
Para mí eran capítulos de una serie de tres temporadas (ríe), era ficción audiovisual. Y el crear los discos como un todo también viene del mundo audiovisual: Astronauta es para mí una película de ciencia ficción fragmentada en piezas distintas con diferentes emociones que proceden no solo de lo musical, sino que puedes experimentar no solo con el oído.
La música me influye de manera muy consciente: trabajo con ella, la analizo, la intento sintetizar… Mientras que el cine y las series me influyen de forma completamente emocional y directa al subconsciente.
LGTK: Igual que compones para otras artistas, ¿te atreverías a componer la banda sonora de una película o una serie?
ZAHARA: Hacer una canción sí, una banda sonora me parece muy difícil. Aunque me encantaría, soy una persona que dice que sí a los retos con una facilidad increíble.
Estuve a punto de hacerla para un documental pero me coincidía con el final del embarazo y es un trabajo de echarle muchas horas. Dije que no porque no me quería arriesgar a tener que abandonar el proyecto a mitad.
LGTK: ¿Y a quién compondrías la banda sonora?
ZAHARA: Mmmm… No lo sé. No he visto ninguna película o serie de la que haya dicho: le compondría toda la banda sonora. Pero sí hay una serie a la que he haría todas las canciones y es Anatomía de Grey (ríe). En cada capítulo pienso: «aquí deberían poner Del Invierno, por favor…, en este momento El Frío…«. Tengo un montón de canciones que porque son en español y la peña que las elige no se da cuenta, pero le pegan muchísimo (ríe).
LGTK: El director de los vídeos de Hoy la Bestia Cena en Casa y El Fango de Astronauta y también de Caída Libre de Santa es Guillermo Guerrero. La dirección y edición de vídeo te ha gustado de siempre, ¿cuánto tienen de ti en este aspecto los tres vídeos dirigidos por Guillermo?
ZAHARA: El crédito es suyo pero somos un tándem. El single de Astronauta iba a ser Bandera Blanca, pero cuando le envié la primera demo de Hoy la Bestia Cena en Casa se empalmó con la canción y me mandó una maqueta audiovisual. Yo dije: «me cago en Dios, Guille, me has hecho un inception y ahora tiene que ser este vídeo«. El germen de todo fue de él pero lo desarrollamos juntos.
Luego, a mí me flipa editar. La gente dibuja mandalas para relajarse, eso es editar vídeo para mí. En los créditos estoy en edición como «la loca del frame» (ríe). Al venir del mundo de la música, tengo cosas que hago muy mal editando pero hay cosas que hago muy bien —y me lo tengo que decir porque es verdad (ríe)—, como ver el movimiento interno de las imágenes que acompañan a la música o clavar mejor los play-backs con las bocas porque sé dónde respiro y hago las cosas.
En El Fango, aunque luego tuve que ir a su casa a moverle todos los planos (ríe), ya no aparezco en los créditos; ha sido “su vídeo más vídeo”. Caída Libre fue idea mía y de Jesús de NYSU Films que edité y monté yo. En El Fango le dejé todo.
Él cuenta con mi apoyo 100% y también sabe que yo sé lo que está pasando. Mucha gente del equipo flipa con cómo me pone la cámara y yo hago las cosas sin que tenga que decir nada porque ya sabemos lo que hay que hacer. Muchas veces me pongo detrás, veo todos los planos, qué falta, cuál se repite… Sé muchas cosas de estar detrás que facilitan muchas cosas de estar delante. Trabajar con Guille es una pasada porque es mi mejor amigo, sabe perfectamente lo que quiero y nos podemos decir las cosas sin sentirnos mal.
LGTK: Volviendo a la pregunta de trabajar con otros artistas, cuéntanos cómo ha sido el trabajar con Veintiuno (portada de La Gramola de Keith nº25 de Madrid)
ZAHARA: Han sido teloneros de portada (ríe). Ha sido muy bonito, me ha encantado.
Me gustó mucho cómo se acercaron a mí, ha sido la manera más elegante y discreta que un artista ha hecho nunca. Fue a través de Sergio Sastre y tipo: «estos chicos quieren trabajar contigo, te envio la canción y si no te gusta no pasa nada, no se van a enterar; si te gusta, os pongo en contacto». Cuando la escuché la primera vez dije: «aquí pasa algo»; y la segunda, con la letra, “qué pasada». Me encanta la melodía y cómo cantan y la producción es muy guay. Llevan mucho tiempo y los recuerdo en mis conciertos desde La Fabulosa Historia de… Siempre han sido fans pero nunca chapas, no me han pedido nada salvo esto. Esa cosa de la no presión de verdad —que muchas veces con las colaboraciones existe y a veces te lleva a hacer cosas que luego te arrepientes—, me gustó. El poder escuchar con la total libertad de decir no o sí.
Estoy en un momento en el que no quiero hacer nada porque estoy hasta en la sopa y me quita mucho tiempo de lo que de verdad necesito: centrarme en la gira y en mí artísticamente. Pero me flipó tantísimo que dije sí. Además, yo hago muchas colaboraciones —que me vienen muy bien para mi carrera—, pero siempre con artistas mayores que yo o en situación de bastante igualdad. Y ellos están en un momento más pequeño que el mío y me pareció muy bonito.
Me hace mucha gracia Diego. No es consciente pero —esto igual me mata por decirlo pero mira, no haberme llamado (ríe)—, tiene muchas inseguridades que le hacen ser muy brillante porque siempre se está cuestionando a sí mismo y busca dar lo mejor de sí.
Le hice una apretada un día. Estaba volviendo de un viaje y estábamos hablando por chat. Le pregunté qué tal el día y en este intercambio de palabras de ascensor me dijo una frase que le dije: «me voy a montar en un avión, con esta frase mándame un texto con todo lo que te sugiera». Apagué el móvil. Cuando llegué a Madrid tenía un texto flipante con el que quiero hacer una canción pero es tan bueno que no puedo, no puedo desmenuzar eso, tiene que ir tal cual. Tengo que hacer un poema. Le dije que era brillante pero él me contestó que no, que era una mierda. No es consciente y eso le hace ser así de increíble.
LGTK: Uno de las mayores retos de tu novela es que la misma historia está contada por una voz femenina y otra masculina, las dos escritas por ti, ¿tiene la misma dificultad componer para una mujer que para un hombre?
ZAHARA: Al componer para otros siempre está la dificultad de que no es tu voz ni tus vivencias; pero que sea un hombre o una mujer, en mi caso no lo es.
Ni en la novela. Una de las cosas que traté de hacer es que los personajes fueran completamente reversibles. Intenté salirme de los roles de género estereotipados, teniendo en cuenta que hay obviamente diferencias típicas masculinas y femeninas puesto que a día de hoy seguimos viniendo de una cultura en la que hombres y mujeres nos comportamos de manera diferente.
Otra cosa es que lo seamos. Esto en las nuevas generaciones es bestial, cada vez se está más limada esta diferencia y llegará un momento dentro de 250 años en el que esta diferencia desaparezca o que se de la vuelta y seamos El Cuento de la Criada y todo mal (ríe).
Pero vamos, quiero creer que lo otro. Yo lo noto, a las mujeres de mi generación nos han criado con un exacerbado sentido de la competición entre nosotras y a que siempre que llegabas a un sitio tenías que ser la mujer dominante. Los hombres siempre eran camaradas, colegas y fraternidad; y las mujeres siempre rivales. Es una lacra que nos hemos ido quitando y cada vez veo menos. Llego a un sitio y no veo esta rivalidad sexual ni profesional con ninguna mujer y para ello hemos tenido que hacer un esfuerzo muy bestia. Ahora conozco a una chica que es mucho más joven que yo y se dedica a esto y me pregunta y se interesa por mí de una manera completamente distinta a cuando antes llegabas a un camerino, había otra tía y era como: «pfff, está quien es». Me flipa.
Y esto, que es un ejemplo super tonto pero que está ahí, ha ido desapareciendo. Al componer siempre intento escoger lo que tenemos y tendremos en común antes que potenciar las diferencias. No nos lleva a nada, son más fruto de la cultura y la educación que hemos tenido que de que de verdad las tengamos.
Yo alucino con mi hijo porque coge los ponys rosas que el coche de Regreso al Futuro 3. De hecho, quiere meterlos todos dentro y un día va a romper la puerta (ríe). Él no ve esas diferencias y se pone un pantalón rosa de Snoopy y es igual de feliz que con un vaquero de Batman.
LGTK: Muchos artistas hablan de la inestabilidad emocional como principal vía para componer, ¿para ti supuso estar viviendo una etapa estable un obstáculo para componer?
ZAHARA: No. Tardó más porque tuve un hijo y por cómo yo era compositivamente: voy a hacer un ejercicio de honestidad (ríe), siempre he sido un poco vaga. A mí hacer una canción me supone un ejercicio de concentración a tantos niveles y tan intenso que no sé cómo la gente hace 20 al mes o 50 al año. Conejas de canciones (ríe), están ahí pariendo canciones sin parar. Yo pienso mucho la canción: qué quiero, qué tengo, qué me falta; si me está saliendo una igual que la anterior paro, dejo un tiempo y le doy un espacio; y también entre canciones.
En Astronauta es verdad que las dos canciones más dramáticas —Guerra y Paz y El Diluvio Universal— fueron compuestas en una etapa complicada no plenamente feliz, pero el resto está compuesto desde el enamoramiento, la felicidad y la estabilidad y no creo haber perdido flow compositivo en ese sentido.
Ahora estoy en un momento en el que estoy cambiando cosas, sobre todo lo de la vagueza. Hay que ponerse las pilas. Yo escribí Trabajo, Piso, Pareja en el momento de más felicidad de mi vida que fue embarazada de mi hijo. Entonces me dí cuenta de que no hace falta estar viviendo nada triste para evocar. El drama te lleva a querer crear por una necesidad más de catarsis que artística. Estoy viviendo la creatividad desde un punto mucho más interesante y libre, porque no dependo solo de lo que siento yo sino que busco el arte en otras cosas. También busco la poesía en la felicidad, la estabilidad y cosas que no he contado antes.
Estoy en un momento de tanta felicidad, tan pletórica y a tantos niveles, que ha sido cuando he dicho: voy a crear. Me he puesto a hacer un poemario con relatos donde me he dado cuenta de que puedo volver a crear sin necesidad de estar ahí, lo que ha sido un respiro; y además estoy haciendo mogollón de canciones. Estoy haciendo más canciones que nunca en el momento de más felicidad de mi vida.
En ese sentido me siento muy afortunada porque no sabía que podía pasar. Estoy muy contenta. Estoy haciendo unas cosas que son muy diferentes y eso, para una artista como yo que odia repetirse, creo que está siendo muy positivo.
LGTK: ¿Cómo titularías esta entrevista?
Z: Sexo, mentiras y cintas de vídeo. Pero ponlo así, con los puntos suspensivos y minúsculas. Bueno no, pon: sexo, verdades y cintas de vídeo.
