Llego a Wah Wah con la convicción de que no encontraré ninguna sorpresa en el concierto de esta noche. He visto varios conciertos antes de La hora del té. He estado antes en Wah Wah. Y se da la circunstancia de que he visto antes a La hora del té en Wah Wah. Así pues, me planteo la noche dejándome llevar por los términos como algo agradable, sin sobresaltos; como una taza de té caliente en la comodidad de mi casa.
El concierto empieza con At The Top Of The Tree, perteneciente al primer EP de la banda. El comienzo es dubitativo, pero la calidez y calidad de la composición me envuelven incluso casi antes que a los propios músicos.
Me dejo llevar por las canciones, las paladeo, y me recreo en la increíble voz del cantante. Un tipo curioso, que con su expresividad te despierta sentimientos a caballo entre la ternura y el deseo. No sabes muy bien si abrazarle o llevártelo a un motel de carretera. El setlist avanza con temas «nuevos», o al menos inéditos, como Listen Darling y también con viejos conocidos como Hold Me Tonight.
El público quizá un poco frío al principio parece despertar con Love y el ambiente se caldea. Quizás ya demasiado tarde, pues el setlist está llegando al final.
Con Old Hippie se despiden y abandonan el escenario sin bises, confirmando las sensaciones que tuve al principio. No hubo sorpresas. Disfruté del concierto; seguramente, incluso más de lo que lo hizo la banda. Una banda, que incluso a medio gas y sin tener su mejor noche, nos demuestra que están a un nivel superior al de la mayoría de grupos de la escena.
Unas cervezas después, llega Neuman. Sin mucho entusiasmo saludan al público, más entregado de lo que me imaginaba.
Empiezan el concierto sin decir nada, -ya que yo no soy mucho de hablar- dijo el cantante después. Hasta llegar a la mitad del setlist, el concierto me estaba pareciendo demasiado lento, tal vez. Melodías limpias en canciones sucias. Algo por dentro me dice que este concierto me está gustando, pero no tengo la sensación de estar disfrutando de él.
Tras un par de canciones lentas, casi country en Crab Kiss, el cantante nos desvela su acento de Murcia -nada que ver con su buen inglés, del que presume en las canciones, pienso yo-. Hace callar a la Wah Wah con una canción a la que le da el nombre de Ingrid, el nombre de su hija, para la cual la compuso. Cabe destacar una charla quasi paternofilial de Paco, el cantante, al público –‘¿Tenéis hijos?’.. ‘NO’.. ‘Pues mejor, no los tengáis, que se les coge cariño’-
Recuerdo esta parte como el mejor momento del concierto, sin ninguna duda. Os diré por qué. Nadie tenía su móvil en la mano, juraría que durante casi cinco minutos, nadie envió un Whatsapp. Difícil de creer, pero cierto.
El desarrollo final del concierto fue desafortunadamente decreciendo, aunque dejó alguna perla como Hell y Friends, frescas y electrizantes.
Se fueron sin despedirse, y ante el ademán del público de que tocaran otra canción.. no tocaron una, si no tres. Tres excelentes canciones –Tell You, Family, y Battle Starship– que dejaron un buen sabor de boca en un concierto falto de emoción y sensaciones pero perfecto en ejecución por parte ambas bandas.
Texto y fotos: Rafa Adrián.
