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jueves, marzo 28, 2024

Opinión: La Cara B de la música en Streaming.

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El otro día me topé con la noticia de que Aldi, la marca de supermercados alemana, va a lanzar una plataforma en streaming bajo el nombre de ‘Aldi Life’ en colaboración con Napster. Para quien no lo sepa, es un reproductor en streaming que hace competencia a Spotify o Deezer. Esta noticia, en principio, no me llamó mucho al atención hasta que empecé a darle vueltas.

¿Qué mueve a una marca de supermercados a empezar a trabajar con música? ¿Acaso es igual una caja de cereales que un disco? ¿Qué narices puede haber detrás de todo esto?

Algo huele a quemado en el mundo de la música desde que lo digital entró en juego. Las ventas de discos de 1999 hasta 2014 no hacían nada mas que caer en picado tras la aparición de plataformas digitales y softwares en los que uno podía descargarse la canción del momento o los grandes éxitos de su banda favorita con un par de clicks.

Muchas discográficas desaparecieron y las grandes se resentían, el negocio de la música dejaba de serlo tanto, y el bussiness se les escapaba ante de los ojos. Desde hace unos años aparecieron diversas plataformas online o en streaming que ofrecen bastos archivos de música garantizando una difusión en la que el artista es compensado y no se le está robando.

Es esta la gran excusa, poniendo al artista de cabeza de turco, poniéndole delante de todos esos fans que no compraban música en vistas de los abusivos precios de los álbumes y que se veían agudizados por la galopante crisis que el mundo vivía. Siempre tarde, uno se da cuenta de que los artistas siempre son los mas perjudicados de todo esto.

Siempre han existido excepciones y gente adelantada a su tiempo, como el caso de Radiohead en 2007, cuando colgaron ‘In Rainbows’ en su web oficial para que el usuario lo descargara libremente y se pagara la voluntad. Una situación parecida a estar entre la espada y la pared, con la que terminaron recaudando mas de 9 millones de euros a pesar de que 3 de cada 5 personas que lo descargaban no aportaban nada. La ventaja, son ellos y no tenían (ni querían) rendirles cuenta a las discográficas.

Un caso similar en España, es el de Vetusta Morla, a lo que tenemos hasta en la sopa (cosa de la que me quejo alguna que otra vez), pero aún así siempre me alegro y digo que: Olé sus coj****. Una banda que dejó un primer disco sublime que tal vez se tiraría años en el cajón de muchas casas de música y con mas de uno tirándose de los pelos tras ver el bombazo que han terminado siendo. Todo porque no se veía como un «producto» de audiencias masivas en nuestro país, lo que se sale de la norma asusta y conlleva un riesgo, pero ¿qué pasa con lo que está fuera de nuestras fronteras?

Pero volviéndonos a centrar en la dudosas situaciones que propicia la música en streaming no quería dejar por alto a Neil Young. El cantautor canadiense retiró toda su obra de las plataformas digitales cansado de escuchar sus canciones en una calidad de audio lamentable, que llega en los mejores casos al 10% del total registrado en una grabación de estudio. Ante esta cruzada contra la música on-line, el tío Young decidió sacar al mercado ‘Pono’, un reproductor de 128Gb en el que se puede escuchar música con la calidad profesional que se recoge en un estudio (profundidad de 24-bits y una frecuencia de 192kHz) y la diferencia es abismal, cualquiera lo notaría. Para ello, habilitó una página para adquirir el reproductor y las canciones llamada Pono Music. Lo triste es que probablemente nadie lo adquiera.

pono

En cualquier caso no es que Neil Young sea el único que se queje, o sea cuestión de un viejo cascarrabias y sus manías. El rapero y productor Jay-Z adquirió en marzo de 2015 una plataforma llamada TidalHiFi (originalmente sueca y fundada en 2014) en la que se pueden encontrar 25 millones de canciones y 75 millones de vídeos musicales en alta calidad y con una retribución realista por y para los artistas. También hay que decir que las cuotas, avaladas por mas de 580.000 suscriptores, son mas altas que las de Spotify Premium por ejemplo, pero es mas justa para el trabajo que conlleva la música y te permite disfrutar del 100% de una pieza musical.

En ambos ocasiones la crítica se echo encima de Young y de Jay-Z poniendo como argumento que se ignoraba al consumidor medio. Un argumento comprensible desde el punto de vista económico, hasta desde el punto de vista de que los equipos que la gente que tiene en su casa no son lo suficientemente buenos como para aprovechar la calidad de las piezas. Yo aquí me posiciono retomando el tema de los supermercados: al igual que puedes encontrar varios tipos de calidad dentro de un producto dentro en un supermercado, ¿por qué no en la música en streaming? ¿Y la música que se escucha en los pubs y discotecas? ¿Y los amantes de la música que si pueden hacerlo en casa o que simplemente quieren que sus artistas favoritos puedan sacar canciones nuevas sin depender económicamente de una discográfica que les pone requisitos que coartan su libertad creativa?

Hay muchas formas de plantar cara a los problemas de la música y de los músicos, que son muchos y no sólo dentro de la música on-line. Con este artículo sólo quiero remover parte de la conciencia colectiva que se acomoda pensando que por escuchar un anuncio después de una canción en su reproductor streaming el artista ya recibe lo que es suyo. Lo cierto es que no y en ocasiones salen perjudicado por ello.

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Pablo Quejigo
Pablo Quejigo
Mente inquieta y melómano forjado a base de viajes en el coche y mañanas dudosas de domingo.
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