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jueves, marzo 28, 2024

Así vivimos el concierto de Wau y los Arrrghs!!! y Montemadre en Wah Wah (19/12/2014)

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Noche garajera en la sala Wah Wah. Camisetas a rayas y chupas de cuero parecen sustituir las corbatas de las cenas de empresa. Se comenta que más de uno se ha perdido la suya por ésta obligada cita del rockanrol.

A la entrada, muchos fieles, interminables saludos y reencuentros, cigarros, amigos, y ganas de fiesta.

Cominezan los Montemadre, desde Barcelona; tintados del color del fuego, empiezan a caldear la sala. ¡Queman! ¡cuánta fuerza! ¡cuánto ruido!

Un conjunto punk, que supo servir de previa, con creces.

Inevitable ese inhabitable espacio de la primera fila, que poco a poco fue disminuyendo a medida que el público tomaba tímidamente la sala, sin poder evitar marcarse unos bailes.

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Nos presentan temas propios, entre complicidad y carisma. Total compenetración entre los integrantes e instrumentos; y especial mención al dúo guitarra-bajo, que parecían fusionarse en uno, con asombrosos punteos y segundas voces.

Hasta se atrevieron con su versión de “Poison heart” de los Ramones.

Muy acertados y entregadísimos de principio a fin ¡y eso contagia!

Geniales.

Breve tregua y

¡Sí! ¡sí! ¡sí! ¡el garaje ya está aquí!

Así recibe la audiencia a los grandes embajadores, los maestros, los reyes del garaje punk, así de claro.

Van ubicándose en sus puestos cada uno de los integrantes: Belinda al órgano, Fletán a la batería, Satu al bajo, Molongui a la guitarra y Juanito Wau al micro.

Comienza el espectáculo con un tema que va involucrando progresivamente a cada uno de los músicos. En primer lugar guitarra, se suma batería y cuatro cuerdas, remata teclado y voz…“ah-ah-ah-ah”, “ah-ah-ah-ah”, “It’s great” ¡nos lo dicen en inglés!

Ese divertido cover de Jonah and the Whales que nos pilla desprevenidos y ya comienza a colarse en nuestro cerebros y descender hasta las uñas de los pies.

Juanito comienza sus bailes, a espasmos. Sus pies van por libre, también sus manos, su cabeza y el micrófono que no deja de viajar.

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Con los asistentes ya totalmente apretujados y entregados, procede Belinda a marcar el compás con las teclas; nos dicen lo que quieren con una de las más pegadizas y eficaces píldoras para mover las caderas. La pista de baile se vuelve sixties, nos regalan “Lo que quiero”; rockanrolero tema con el que nos dejaron claras sus intenciones en su disco debut “Cantan en español”.

Damos a continuación un salto en el tiempo, nos deleitan con una de las más potentes canciones de su último trabajo “Todo roto”; se trata de “La ciudad no es para mi”. Un torbellino, puro garaje, de letra irónica y fresca, con la que Juanito disfruta moviéndose de aquí para allá, con sus característicos movimientos a golpe de cortocircuito y esa mirada perdida que parece navegar como buscando algo entre el público…ritmo, nervio, y vuelta a los clásicos, suena “Niña”.

Éste remasterizado cover de “My brother the man” de We the people, gusta, gusta mucho. Y así lo constata el público fusionándose con el espeluznante riff que caracteriza al tema.

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A continuación, “No se cantar”. Juanito ¡sólo sabe gritar! “bdaaaaa…” Vemos como parece reencarnarse en un irritante recién nacido, un malnacido salvaje que consigue incrustarse en nuestros tímpanos. No podemos pedirle que cante como los ángeles, procede, ésto sale más de dentro, de las tripas. Y así nos remueve las nuestras; mucha víscera, mucho punk. Y sin tregua, se  lanzan con otro clásico del fantástico “¡¡¡Viven!!!”, se trata de “Bli blu bla”. Escuchamos al bajo acompañado de una convincente guitarra, ambos arropados por un teclado que escupe matices psicodélicos, coros, fuerza en la batería, y su debido punteo rockanrolero; lo tiene todo.

Como buenos anfitriones parece que nos dejan respirar, tomar aire, pero por muy muy poco tiempo. Comienza la batería a hacerse oír y la persistente guitarra a continuación, rotunda declaración “No me veras caer”.

La fiera sigue hambrienta y nos pide a berridos “Fruta podrida”, una salvaje versión de “Your body not your soul” de Cuby and the Blizzards, también formando parte de su último trabajo.

Sin tregua, Molongui se ajusta la guitarra, dándonos pistas del siguiente tema con un eléctrico riff que nos inyecta en la cabeza.

Wau nos muestra con cortantes gestos sus tres movimientos “Copa, raya, paliza”.

Tose, baila y continúa con sus gestos al compás: copa-raya-paliza. Dando pie a uno de los momentos álgidos de la noche, si es que podemos hacer distinciones.

Juanito aprovecha para colarse entre el público, que se balancea como un terremoto entre empujones y buen rollo. Muchos gritos, muchas risas.

Vuelve a su lugar para continuar con su pequeño homenaje a los Kinks, una demoledora versión de “Time will tell”, bajo el nombre de “Todo lo voy a romper”; que consigue que el espectacular tema original suene a canción de cuna.

Los primeros versos, hablan por si solos, grita Wau: “Hoy, aquí, se va a liar a base de bien”. Y ¡menuda tenían liada ya!

El rotundo teclado se escucha con nervio, configurando un redondo garajero donde todos los integrantes se entregan con gran compenetración.

Y retoman uno de los clásicos, “La Cueva”, toques psicodélicos y oportunísimas pinceladas surf.

Continúan con la divertida “Piedras”, de su segundo trabajo; el público no para de bailar.

Y para acabar, lo que el personal ansiaba, turno de una de las más rotundas versiones jamás realizadas; ese tema de los Saicos que hurtaron sin piedad, pero con mucho respeto, para nuestro más profundo deleite y admiración.

Molongui nos dispara con su guitarra…”ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ya-ya-ya-ya” “¡Demoler!”

Y así se coronan con un público en éxtasis, totalmente salvaje y desinhibido.

Se despiden pero, claro, la gente pide más y ellos son incombustibles así que no nos hacen esperar y vuelven deprisa a por sus vises.

Rescatan a los Omnes con su genial “Busco una chica de acá”, para la cual Wau invita a su hija a las tablas para que le acompañe con coros. Compenetración absoluta, como no podía ser de otro modo.

Y llegó el final de los finales, se intuye ese perfecto pentagrama de “Rumble”, y  concluyen con su espectacular homenaje al mago del rock instrumental “Viva link wray”.

Y mi último recuerdo de la noche, lo que rescataría como instantánea definitoria del concierto: los botines de Juanito tocando el techo de la sala. Así concluyó el espectáculo, ¡todo patas arriba! ¡todo sudor! ¡todo por los aires!

Sabemos que no se dice a-Dios, se dice a Link Wray. Piropo que si bien también podrían auto-dedicarse…

¡DIOSES!

 

 

Claudia Torán.

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Fotógrafo, cronista y ser humano. Beer Brother a tiempo parcial y pastor a tiempo total de la Primera Iglesia Presleyteriana de L'Eliana. Comprador y coleccionista compulsivo de discos. Enfermedad pura. Rock 'n' Grohl.
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