El viernes pasado se cerraba el CRIV con el concierto de los valencianos Siesta! y los tarraconenses Za! quienes ponían el punto y final a esta bonita iniciativa de Quique Medina. Si llevábamos ya dos semanas emocionandonos con esta gran iniciativa que nos ofrecía los directos de AtletA, Tanhauser o Ratolines y el interesante experimento instrumental de Modelo de Respuesta Polar, sin duda alguna, quedamos boquiabiertos con este concierto que final que ha estado más que a la altura; ha tocado techo.
Salía a eso de las 23h como ya veníamos acostumbrados el grupo que se encargaba de abrir la noche; Siesta!. Los dos miembros sobre el escenario (y es que ambos grupos no necesitaban más de dos miembros para hacer explotar el sonido) ofrecían un espectáculo divertido intercalando instrumentos. Loops de bajo para que el propio bajista coja la guitarra, teclados y voces para el otro miembro y un sinfín de virgerías que entretenían de los más lindo a una sala que estaba llena, tal y como debería haber estado durante todo el ciclo. Continuaban entreteniendo los teloneros con sus cascos mineros en la oscuridad del escenario y con un público entregado al cien por cien se despedían para dar paso a Za!
Subían Za! al escenario de la Sala Matisse sin haber hecho prueba de sonido. Ya había tenido la oportunidad de ver a este dúo de Tarrassa en la última edición del Primavera Sound y había apuntado en rojo esta cita. Decibelios a tope y empezaba el grupo con la canción que abre su último disco: Calonge Tarrassa, Kalon / Jah! Tawra-ssha!. Un público que se venía arriba por momentos y un grupo que estuvo muy a la altura. Se sucedían los ritmos desenfrenados, los riffs frenéticos y el desparpajo sobre el escenario. Pogos en el público y sudor. Imposible llegar a las primeras filas. Así pues, canción tras canción el dúo daba las gracias. Edu bajo su batería y micro robotizado lanzaba mensajes apenas apreciables por el efecto robótico y seguían tocando. Más de una hora de concierto y de bailes, trompetas, guitarras, baterías, cencerros y llegó el momento más divertido de la noche. Pau y Edu bajan del escenario para tocar una última canción en medio del público. Pasada la 1 de la madrugada, el grupo se despide y tras la insistente aclamación de un público entregadísimo, vuelven a salir para interpretar dos temas más que para mi gusto sobraron y fueron el único punto flojo de la noche.
Muy buenas vibraciones de este último concierto que sin ninguna duda ha sido el techo de un ciclo que no ha dejado de sorprendernos semana tras semana y que esperemos que se repita año tras año. Desde aquí sólo nos queda felicitar a cada uno de los grupos que han pasado por el CRIV y por supuesto dar la enhorabuena y las gracias a su organizador; Quique Medina.
Texto: Nerea Serrano Cabareda
Fotos: Iñigo Soler
